sábado 23 de noviembre de 2024 12:32 pm
Eddy Tolentino

Si para los miles de recién llegados a la Gran Manzana, lograr salir del sistema de refugios es realmente desesperante, para los solicitantes de asilo de la comunidad sexo diversa, el desafío incluye sortear el hostigamiento en los shelters.

El salvadoreño “Sergio Ruiz” salió huyendo del calvario que significa en su país pertenecer al colectivo LGBTQIA+. Llegó hace un par de meses a la ciudad de Nueva York, luego de cruzar la frontera sur, siguiendo el “espejismo” de que la Gran Manzana, es un refugio automático y seguro, para quienes huyen de la violencia por su orientación sexual e identidad de género.

El joven gay fue recibido en un mega refugio para migrantes en Randalls Island, en donde duermen cerca de 3,000 hombres. Allí fue agredido. Tuvo que pelear por su vida. Luego de ser víctima de vejaciones homofóbicas, por parte de otros migrantes, fue expulsado de ese shelter por “mala conducta”. Terminó en la calle, teniendo como una opción prostituirse en un vecindario de Queens, para sobrevivir.

Como “Sergio”, miles de jóvenes y adultos mayores, que han huido en los últimos meses de la homofobia y la transfobia de latinoamericana, pero también de la pobreza, se han encontrado en la Gran Manzana con una realidad “infernal” en los albergues de emergencia, que inclusive termina siendo peor que las hostilidades de las cuales vienen huyendo. A menos que cuenten con conexiones familiares, amigos u otros esquemas de apoyo.

A pesar de que la ciudad de Nueva York, es la meca mundial de los derechos civiles de la comunidad sexo diversa, los recién llegados que tienen como único punto de partida un refugio, son los más vulnerables al acoso y la violencia física y sexual.

“Por ser LGBTQIA+ no tienes ningún privilegio como migrante que pide albergue y asilo. Eso es mentira. Debes entender que no hay un sistema especial para nosotros. Sí hay ayuda. Hay organizaciones, la Ciudad garantiza respeto a tus Derechos Humanos. Pero eso no significa que tienes privilegios. Es importante que quien venga a Nueva York a pedir asilo, lo haga de una forma informada, sino terminará pasándola muy mal”, contó el migrante.

Sin privilegios

En los hechos, como ratifican varios portavoces de organizaciones que ofrecen soporte a este colectivo, es importante que se divulguen específicamente, cuáles son los programas y planes de soporte con los cuales cuenta esta comunidad. Especialmente, para dejar claro que en este momento la presión migratoria, impone grandes límites a todos los esquemas de ayuda.

Además, hay que remarcar que los programas referidos a vivienda asequible, asesoría jurídica y apoyo a la salud mental, implican extensas listas que pueden implicar meses de espera, solamente para una primera cita.

En este sentido, el miembro de la organización América Diversa, Yonatan Matheus, refirió a El Diario que existen algunos subgrupos, como quienes enfrentan el diagnóstico de una infección crónica o el colectivo transgénero, a los cuales se le puede ofrecer de forma muy ágil, servicios médicos específicos. Pero subraya que eso no significa, que existan políticas alrededor de una de las interrogantes más complicadas: ¿Dónde vivir?

Solamente el mes pasado, esta organización que funciona en Nueva York, promoviendo los derechos humanos, la educación y el empoderamiento de los solicitantes e inmigrantes de asilo LGBTQIA+ latinos, atendió a 202 recién llegados de varios países suramericanos.

“Nosotros proporcionamos información que promueva la superación de las dificultades inherentes al proceso de inmigración a Estados Unidos. En este momento, debemos ser claros en advertir a nuestra comunidad, que no existe un sistema de refugio y de alojamiento de emergencia especial para este colectivo. Todos los procesos son lentos y la crisis migratoria como tal, ha impuesto un hacinamiento y un colapso en todos los albergues. Y en este contexto, hay falsas creencias que por ser gay o trans, se tienen privilegios”, destacó Matheus.

El ‘pandemonium’ de un albergue

La Ciudad de Nueva York desde la primavera de 2022, ha recibido a más de 180,000 personas que han cruzado la frontera sur buscando refugio, acogiéndose a la norma que obliga a la municipalidad a proporcionar hospedaje a cualquiera que lo solicite.

Ante el colapso del ecosistema de albergues municipales, la Ciudad cambió su política.

Ahora los hombres y mujeres solteras tienen un plazo de 30 días, para permanecer en estos sitios temporales y las familias con hijos deben reaplicar a otro sitio cada 60 días.

Aunque no hay una definición estadística que muestre cuántos miembros del colectivo LGBTQIA+, han arribado buscando ayuda humanitaria en la Gran Manzana, en los últimos dos años, lo que sí abundan son testimonios que demuestran que la gran mayoría llegó con poca información o una serie de mitos, sobre los límites y los alcances de la ayuda humanitaria que ofrece la ciudad de Nueva York.

“Lo que he tenido que vivir aquí ha sido infernal, porque siendo gay, he tenido que tratar de ocultar al máximo mi preferencia sexual. Es obvio que seré objeto de maltrato y de burlas en el refugio. Yo he escuchado como los hombres del refugio, se expresan de nosotros como si fuésemos una basura. Y lo peor es que es casi imposible salir de este sistema en 30 días”, compartió un joven venezolano de 21 años de edad, alojado en el Alto Manhattan.

Este migrante asegura que ha escuchado de manera diaria, comentarios de odio en contra los gays y los transgéneros, por parte de hombres adultos, con los cuales ha compartido espacios: “dicen que les encanta Nueva York, pero por lo único que no se quedarían aquí, es porque hay muchos ‘patos’ (una forma peyorativa en Latinoamérica de referirse a los gays)”

“Terminaré como un enfermo mental”

Centenares de personas transgénero latinoamericanas recién llegadas, han quedado en situación de calle, por lo menos un par de días, mientras intentan navegar en el sistema de refugios. Otras han encontrado como única opción de sobrevivencia la prostitución.

Hay otras historias. El venezolano ‘Javier’, como pidió ser identificado para esta entrevista, tiene 62 años y fue diagnosticado con VIH hace cinco años. Llegó a Nueva York pidiendo albergue, porque le dijeron que aquí contaría con la atención médica adecuada y el acceso a medicamentos antirretrovirales, los cuales son poco regulares en su país.

“Como hombre gay, y más a mi edad, es más que un infierno, en tu condición, exponerte a vivir en un albergue. Agradezco que a los días obtuve los medicamentos más modernos. Para eso hay un acceso universal y eficiente. Pero ahora, qué hago con mi vida. Llevo ocho meses tratando de salir de este sistema de albergues que es terrible. Yo creo que me devuelvo a mi país y veo cómo alguien me envía las medicinas. Porque de aquí, saldré como un enfermo mental“, compartió el migrante.

Precisamente el tema de la salud mental, es uno de los más retadores.

Por ello, Yonatan Matheus de la organización América Diversa, pondera como necesario que se expandan más recursos y programas de salud mental: “vienen huyendo de la violencia y la pobreza, para enfrentar situaciones complicadísimas que no se imaginaban. Mayormente por falta de información”.

“Condenados“

Con base a datos de la Encuesta Nacional de Pulso Doméstico (HPS), que examina la seguridad económica y las experiencias del mercado laboral de las comunidades LGBTQIA+, los encuestados transgénero experimentaron tasas de ocupación laboral bajísimas. Si se contrasta con otros grupos dentro de la sexo diversidad.

En 2022, la comunidad ‘trans’ reportó en el cruce de varias encuestas, haber tenido que verse obligada a aplicar mucho más proporcionalmente al seguro de desempleo, si se compara con otros grupos.

“Entonces vamos a imaginarnos qué pasa con las chicas ‘trans’ recién llegadas, sin papeles, que viven en un albergue. Están condenadas a la prostitución, a la caridad pública, a la asistencia social”, refirió Canela Pérez, de 25 años, una joven venezolana que se identifica como no binaria.

Una encuesta realizada en febrero de 2024 a 586 migrantes en general, por The Make The Road NY, comprueba cómo apenas el 3% ha conseguido un trabajo realmente estable y el 95% está batallando cómo sobrevivir y salir del sistema de refugios. Además, solo el 5% ha tenido la opción de rentar su propio espacio una vez que reciben las notificaciones de 30 y 60 días de desalojos de los ‘shelters’.

Es un reto para la Ciudad

El sistema de albergues municipales, solo tiene un refugio dedicado a LGBTQIA+ adultos, que lleva el nombre del ícono transgénero Marsha Johnson. Casi todos los otros albergues LGBTQIA+ son para personas menores de 25 años.

Los Centros de Respuesta y Ayuda de Emergencia Humanitaria (HERRC) creados para atender la crisis migratoria, ubican a las parejas LGBTQIA+ que puedan demostrar de alguna manera legal su unión, siempre que haya disponibilidad.

De resto, los hombres solteros van a los refugios para hombres solteros, las mujeres solteras van a los refugios para mujeres, las familias con niños menores van a otros sitios y las personas transgénero van a la “categoría de refugio” en la que se sienten más cómodos.

Portavoces municipales indican que la crisis migratoria impone muchas complejidades y precisamente este colectivo, que tiene necesidades muy específicas, es uno de los desafíos más complicados.

“Como ninguna otra ciudad del país, contamos con recursos para estas personas. Pero este flujo migratorio en general, todavía nos sigue sorprendiendo y lo estamos tratando de atender y abordar, bajo los principios de una ciudad solidaria y comprometida con los derechos humanos”, apuntó la fuente.

Una nueva guía

En honor al Mes del Orgullo, el contralor de la Ciudad de Nueva York, Brad Lander, publicó su guía anual LGBTQIA+ 2024, un directorio integral de casi 240 organizaciones y servicios diseñados para abordar las necesidades de lesbianas, gay, bisexuales, transgénero, queer, intersexuales e individuos asexuales en la ciudad.

La tercera edición de esta guía anual, este año incluye recursos para solicitantes de asilo LGBTQIA+ que enfrentan desafíos únicos que requieren atención urgente.

“A pesar de que todavía hay un trabajo significativo por delante para construir un mundo centrado en en la dignidad de todos los neoyorquinos por igual, la extensa lista de recursos cívicos y culturales LGBTQIA+ presentados en nuestra guía, inspira la confianza de que eventualmente lograremos esta visión”, dijo el contralor.

El dato:

El colectivo LGBTQIA+ incluye a lesbianas, gay, bisexuales, transgénero, queer, intersexuales e individuos asexuales.

El reto de la salud mental

86% de los jóvenes transgénero y no binarios dicen que los debates recientes sobre los proyectos de ley anti-Trans han afectado negativamente su salud mental, según una encuesta nacional.

2/3 tercios de los estudiantes transgénero en Nueva York informan que se sienten tristes o desesperados.

Por Fernando Martínez

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