sábado 23 de noviembre de 2024 5:19 am
Eddy Tolentino

Un reporte de NYU reveló la elevada presencia de partículas contaminantes en vagones y plataformas.

Las quejas sobre el sistema de transporte público de la Ciudad de Nueva York están a la orden de día. Y esta vez, al rosario de quejas por parte de los pasajeros, que van desde retrasos, suspensión de servicio y estaciones descuidadas, ahora se suma la mala calidad del aire que sufren los neoyorquinos que dependen del metro para movilizarse en la Gran Manzana.

Así lo reveló un estudio adelantado por el Departamento de Ingeniería Civil y Urbana de la universidad NYU, en el que se advierte que principalmente, en plataformas y vagones de tren, existen niveles muy altos de un contaminante conocido como PM2.5: micro partículas que llegan directamente al tracto respiratorio alcanzando los pulmones.

Y a pesar de que los más de 5 millones de pasajeros que se mueven cada día entre las 472 estaciones del metro están expuestos al aire contaminado, el reporte encontró que son los latinos y negros, al igual que comunidades de bajos ingresos, los más afectados con mayor exposición a los contaminantes tóxicos.

El reporte señala que los hispanos neoyorquinos sufren niveles de exposición a las partículas PM2.5 un 35% más asiáticos y blancos, mayormente porque dependen más del servicio de transporte público y realizan recorridos más largos para llegar a sus trabajos. Las estaciones calle 181, calle 168, Bowling Green y Broadway-Lafayette, son las más contaminadas y Washington Heights tiene el nivel más alto per cápita de exposición a contaminantes del metro.

Así lo explicó Masoud Ghandehari, investigador y profesor de la Escuela de Ingeniería Tandon de la Universidad de Nueva York (NYU), tras advertir además que el estado de salud de neoyorquinos de bajos ingresos también tiene relación con un mayor impacto negativo de los contaminantes.

“Las personas que viajan más lejos son más vulnerables porque están expuestas a las partículas en suspensión durante más tiempo. Una persona de un nivel económico más alto probablemente también tendrá una respuesta menos adversa a la mala calidad del aire porque su salud de base ya es mejor que la de una persona de un nivel económico bajo”, dijo el investigador. “Es un problema porque las concentraciones son muy altas, especialmente en personas con problemas de salud básicos”.

El experto agregó que las partículas contaminantes provienen principalmente de iones metálicos dentro que se han relacionado con enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias, trastornos neurológicos y otras afecciones de salud.

Pasajeros latinos del Alto Manhattan y El Bronx son los más afectados con el aire contaminado. Foto Edwin Martínez.

“Notamos que cuando un tren llega a la estación, la concentración en el aire se dispara y, aproximadamente entre 15 y 20 segundos después de que sale, la concentración disminuye lentamente. Esto implica que es lo que está en el fondo del túnel lo que se revuelve y deteriora el aire”, comentó el profesor de NYU.

“Con ese tamaño, estas partículas penetran en el pulmón, y se ha demostrado que las partículas finas causan problemas con enfermedades cardiovasculares, respiratorias y neurológicas. Tenemos 5 millones de pasajeros por día. Imaginemos el impacto humano que uno puede tener en un solo día en el sistema de metro de la ciudad de Nueva York”, advirtió el experto.

Los investigadores descubrieron además que las concentraciones promedio de contaminantes PM2.5 en plataformas y vagones del tren eran 10 y 7 veces superiores, respectivamente, a lo establecido por la Organización Mundial de la Salud. Asimismo, manifestaron que la plataforma promedio del metro tenía cuatro veces el estándar de exposición a la contaminación por partículas PM2.5 dado por la Agencia de Protección Ambiental.

Pasajeros como Luz Atehortúa, quien aseguró que usa el metro seis veces por semana desde el Alto Manhattan hasta Wall Street, donde trabaja en una oficina de finanzas, no se mostró sorprendida con los datos arrojados por el estudio, pues dijo que a diario siente los efectos de las partículas contaminantes.

“Los que viajamos en metro todos los días sabemos que el aire no solo no es sano sino que es bastante nocivo. Hay puntos específicos el viaje donde uno empieza a toser más o siente carraspera repentina y en la estación que siempre uso, desde que uno entra se siente la pesades en el aire, además de la peste que hay”, comentó la dominicana. “Uno quisiera decir que deberían resolver ese problema, pero para eso tendrían que cambiar todo el sistema porque los rieles son muy viejos y no creo que ellos se pongan a hacer eso. Hay que tomar precauciones adicionales”.

Silvia López, quien también es una usuaria frecuente del metro de Nueva York levanta quejas mayores e incluso culpa directamente a las autoridades de transporte del desmejoramiento en su estado de salud.

“Yo soy una mujer enferma, soy asmática de nacimiento, pero últimamente cada vez que me subo al metro me entra un ardor en los ojos, empiezo a estornudar y me arde la garganta. Mi salud se ha empeorado y es por el tren”, comenta la madre de familia, de 47 años. “Por eso, aunque no estamos ya en amenaza de Covid, yo no dejo de usar mi mascarilla cuando me meto al tren. Este aire malo es la nueva amenaza. Hay muchas partes donde se siente peor y cuando entran rayos de sol hasta uno puede ver las partículas que uno se traga”.

Ismael Lizardo, quien se desplaza en el metro principalmente entre Queens y Manhattan, también asegura haber sentido los estragos de la mala calidad del aire en el sistema de transporte y pide que se mejoren los sistemas de ventilación o se inviertan recursos en proyectos que ayuden a descontaminar el ambiente.

“No solamente es el metro, el aire está contaminado y deberían hacer algo para arreglar ese problema. Me gustaría que hicieran un studio especialmente el ire en Queensboro Plaza, porque cada vez que el tren pasa por ahí yo empiezo con una tosedera y tosedera y la garganta se me pone seca. Y veo a muchos que se ponen igual”, comentó el colombiano.

Y sobre el origen de los contaminantes que respiran los pasajeros del metro, el estudio de NYU encontró que provienen de la abrasión de frenos, rieles y ruedas, lo que genera un contenido muy alto de hierro, tal y como se vio en las partículas que fueron recogidas y analizadas en el estudio. Las partículas en el aire son tan diminutas que no se alcanzan a ver y cuando se inhalan en suspensión, entran en los pulmones e incluso en el torrente sanguíneo, generando impactos en la salud a corto y largo plazo.

Vagones del tren y plataformas registran las mayores contaminaciones. Foto Edwin Martínez

Los investigadores que realizaron el estudio concluyeron haciendo un llamado para que no se desestimen ni se hagan de oídos sordos a los hallazgos que pusieron a la luz e insistieron en que el aire nocivo en el metro no es ficción, y se deben tomar acciones para hacerle frente a esa problemática que agregaron, ya tiene un impacto en la salud de los neoyorquinos.

“Creo que la responsabilidad de garantizar que el entorno sea seguro para que la gente lo use es de la agencia porque la intención del metro era facilitarle las cosas a la gente”, dijo Ghandehar. “El objetivo aquí es mejorar la vida de las personas y estaría más que feliz de trabajar con la MTA, porque tenemos información sobre la ubicación de las estaciones de líneas específicas, donde la agencia puede priorizar sus labores”.

A pesar del llamado, la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) desestimó los hallazgos, y aunque no hizo referencia específica a las serias amenazas que la mala calidad del aire significan para millones de pasajeros, de acuerdo al reporte, aseguró que los datos no son fidedignos, ya que fueron tomados hace un par de años.

“Este ‘estudio’ reciclado basado en ‘datos’ de hace años ha sido desacreditado hace mucho tiempo”, dijo un vocero de la MTA. “Toda persona seria sabe que el transporte público es el antídoto contra el cambio climático, la única razón por la que Nueva York es la ciudad más verde y un motor de equidad para las personas de todas las comunidades que necesitan una forma asequible y segura de llegar a los trabajos, las escuelas y las oportunidades de todo tipo”.

Revelan que el aire en el metro es muy contaminante. Foto Edwin Martínez.

Por Edwin Martínez

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