El Salmo 34:18 nos ofrece una de las promesas más tiernas de la Biblia: «Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu». Este versículo no es solo una declaración de cercanía divina, sino un recordatorio de que Dios se inclina hacia los que sufren, hacia los que están rotos por dentro, hacia los que ya no tienen fuerzas para seguir.

¿Te sientes abrumado por el dolor? ¿Crees que Dios no te escucha? Este pasaje nos asegura que, en tus momentos de mayor vulnerabilidad, Él está más cerca que nunca. No es un Dios lejano, indiferente a tu sufrimiento, sino un Padre que se acerca para sanar tus heridas y restaurar tu esperanza.

La contrición —ese quebranto del espíritu que nos lleva a depender de Él— es el lugar donde Dios obra con mayor poder. «No necesitas tenerlo todo resuelto; solo necesitas ser sincero», porque es en tu honestidad donde Él encuentra espacio para actuar. «Deja que Él entre en tus heridas», porque es en tu debilidad donde su fuerza se hace perfecta.

La fidelidad de Dios no se basa en tus méritos, sino en su amor inagotable. Lo que hoy parece un fracaso, mañana será un testimonio de su gracia. Confía en que, aunque no veas la salida, Él ya está preparando tu restauración.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *