El presidente Vladímir Putin ha ordenado al gobierno ruso elaborar una hoja de ruta para el desarrollo de la extracción de metales y tierras raras antes de finales de 2025. Este movimiento estratégico busca aprovechar las vastas reservas de minerales críticos del país, esenciales para la fabricación de tecnologías avanzadas y sistemas de defensa.
Rusia posee yacimientos significativos de minerales como el litio, el neodimio y el disprosio, pero carece de la infraestructura necesaria para su procesamiento a gran escala. El plan incluye la creación de centros logísticos en el Lejano Oriente y la colaboración con socios internacionales para acelerar la industrialización del sector.
Putin ha destacado la necesidad de desarrollar un ciclo completo de producción, desde la exploración hasta el refinamiento, para garantizar la autosuficiencia. El gobierno también planea establecer una fundación de inversión para el Ártico, con el objetivo de financiar proyectos mineros y atraer capital extranjero.
La iniciativa llega en un momento en que la demanda global de tierras raras está en auge, y países como China dominan el mercado. Rusia busca no solo satisfacer su demanda interna, sino también convertirse en un exportador relevante, lo que podría alterar el equilibrio de poder en el sector.
El éxito del plan dependerá de la capacidad de Rusia para superar los desafíos técnicos y atraer tecnología avanzada. Analistas señalan que, si se implementa con éxito, esta estrategia podría diversificar la economía rusa y reducir su dependencia de las exportaciones de hidrocarburos.
Con un plazo ajustado y recursos limitados, el gobierno ruso enfrenta el reto de movilizar rápidamente la inversión y la tecnología necesarias. El resultado de este esfuerzo podría tener un impacto significativo en la economía y la posición geopolítica de Rusia en los próximos años.
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