sábado 23 de noviembre de 2024 9:05 am
Eddy Tolentino

Primer acto: una cuenta de X que se basa en viralizar contenido publica un post en el que incluye un vídeo cómico.

Segundo acto: logra más de 33 millones de visualizaciones, 24.000 ‘me gusta’ y casi 1.000 respuestas.

Tercer acto: lo cómico del vídeo estaba en su sonido, y por un error, la cuenta lo publicó silenciado, por lo que perdía toda su gracia.

Eso no evitó las miles de interacciones, entre las que hay muchas de usuarios alertando del problema del sonido, pero también muchas otras dando respuestas como si el vídeo fuese correcto, riendo la gracia. También algunas aprovechando para hacer spam de su propio contenido.

Bot no come bot

Es un perfecto ejemplo de la teoría del Internet vacío, la adaptación en español de la ‘Dead Internet Theory’, que sugiere que Internet ha sido tomado en gran medida por la Inteligencia Artificial.

No es algo que haya venido por la popularización de ChatGPT: hace seis añazos ya se hablaba de ideas muy similares, como en este artículo de The Atlantic cuya tesis era que más de la mitad del tráfico web proviene de bots. Muchos de ellos, maliciosos. Sin embargo, el auge de las propuestas de OpenAI y su rápida adopción también han disparado la popularidad de esta teoría.

Una teoría que se hizo especialmente popular en Agora Road’s, un foro en el que, entre otras cosas, se debate sobre teorías de la conspiración. Allí muchos retroalimentan la que dice que, desde 2017, gran parte de Internet es un lugar desprovisto de humanos, alimentado por bots que usan IA para generar su contenido o sus reacciones, como en el ejemplo que nos ocupaba sobre el post de X.

4chan o Wizardchan, lugares muy poco adecuados para tomar en serio las teorías que surjan de sus usuarios, también han debatido sobre esta, que ha cobrado fuerza. Y aunque se ha demostrado incorrecta en muchas ocasiones, parece más bien una predicción que poco a poco se va materializando.

En NYMag, otro medio que se hizo eco de esta teoría en 2018, intervino el escritor especializado en futurismo Max Read (¿es este el nombre más molón posible para un periodista?). Señaló que la mayoría del tráfico web proviene de bots, y que la propia YouTube tuvo durante un tiempo tanto tráfico de bots que sus empleados temían que sus sistemas acabasen detectándolos como humanos, y viceversa. El problema nunca ha sido completamente atajado.

También apuntó Read a que las métricas de engagement en grandes plataformas como Facebook habían sido fácilmente infladas, y que la presencia humana podía recrearse de forma sencilla con granjas de bots de bajo coste.

Esto fue en 2018, cuando quizás mucho de aquel discurso era visto como poco probable. Seis años después, con más de un año desde que ChatGPT y las últimas APIs de GPT llegaron a nuestra vida, esta tesis parece no solo razonable, sino incluso conservadora. Es extremadamente sencillo, al menos comparado con hace unos años, generar bots conversacionales capaces de entender texto y reaccionar a él.

Reddit o Twitter, ahora X, han sido escenarios donde la influencia de los bots ha sido especialmente notable. El acceso gratuito a API y datos de la primera hasta hace unos meses permitió que algunos usuarios entrenaran herramientas de IA en interacción humana.

En la segunda, Musk la acusó de estar plagada de bots y llegó a ser un argumento que dejó en el aire su compra durante meses. Pese a su insistencia, X es ahora un nido de bots riendo la gracia incluso de vídeos silenciados cuya gracia estaba en el sonido. El paso a una cronología algorítmica más agresiva que la anterior aviva los efectos.

Es posible que jamás un presentador de televisión kazajo pensase un clip suyo mal editado fuese a servir para ponerle el cascabel al gato: X se está convirtiendo en un cementerio de Internet, poblado por bots, riendo entre ellos, publicitando sus contenidos a otros bots.

Javier Lacort

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