domingo 24 de noviembre de 2024 9:06 am
Eddy Tolentino

La decisión de la mandataria estatal de “pausar” indefinidamente la aplicación de este peaje, la enfrentó con ambientalistas y líderes demócratas, pero recibió el respaldo de varias organizaciones laborales.

Ambientalistas, líderes demócratas y varias organizaciones defensoras del tránsito, se enfurecieron ante el anuncio de este miércoles de la gobernadora Kathy Hochul, de posponer hasta “nuevo aviso”, la aplicación de la tarifa de congestión en Manhattan, que hubiese entrado en vigor el domingo 30 de junio.

En contraste, asociaciones de taxistas y otros sectores de transporte, que se habían opuesto radicalmente a este recargo, desde varios escenarios, aplaudieron la medida y exigieron que más que “congelada”, sea “enterrada” para siempre, pues finalmente devastará aún más, a la clase trabajadora que apenas “sobrevive” en Nueva York.

Este “peaje” que había sido aprobado el año pasado y que entraría en vigencia en las próximas semanas, se planteó como una forma de evitar los trancones de tránsito, desde la calle 60 de Manhattan hasta el sur de la isla, con un cobro de $15 dólares por los vehículos que se desplacen durante el día y $3,75 durante la noche.

“Después de una cuidadosa consideración, he llegado a la difícil decisión de que implementar el sistema planificado de fijación de precios por congestión, corre el riesgo de tener demasiadas consecuencias, no deseadas”, dijo Hochul.

La autoridad estatal ordenó a la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) pausar “indefinidamente” el programa.

Hochul explicó que temía que establecer un peaje para entrar al sur de la isla, “crearía otro obstáculo para nuestra recuperación económica”.

“Seamos realistas: un cargo de 15 dólares puede no parecer mucho para alguien que tiene los medios, pero puede arruinar el presupuesto de un hogar trabajador de clase media”, razonó.

“Es una mala decisión”

Uno de los líderes electos demócratas que cuestionó ferozmente esta decisión fue el presidente del condado de Manhattan, Mark Levine, tras considerar que se registran niveles de tráfico “paralizantes”, en estos segmentos urbanos.

“Esto afecta los tiempos de respuesta a emergencias, daña el clima y representa un enorme lastre para nuestra economía. Mientras tanto, nuestro sistema de transporte público enfrenta necesidades de capital para renovaciones de estaciones, mejoras de accesibilidad, mejoras de señalización y la extensión del Subway de la Segunda Avenida que se hubiesen financiado con esta medida”, razonó Levine.

El criterio del líder de Manhattan fue replicado por el Defensor del Pueblo, Jumaane Williams y varios asambleístas y senadores demócratas.

Los ingresos previstos de esta tarifa en los próximos meses, serían $15 mil millones que representan más del 50% de los fondos para modernizar el sistema de transporte en la Gran Manzana en el plan capital 2024-2025.

Asimismo, Kate Slevin, portavoz de Regional Plan Association, un grupo de defensa urbana, sin fines de lucro, que ha defendido el programa de peaje, etiquetó la medida como “una traición total a los neoyorquinos y a nuestro clima”.

“Cobren a los ricos”

Por el contrario, la Alianza de Trabajadores de Taxis de Nueva York (NYTWA), en un comunicado exhortó a que se cobren más impuestos a los ricos, no a los pobres, para pagar los déficits presupuestarios de la MTA.

“Una y otra vez, han dependido de los dólares ganados con tanto esfuerzo por los taxistas, para llenar sus arcas, incluso mediante la implementación en 2019, del primer impuesto de la MTA, en viajes en taxi, en un momento en que estamos viendo un momento devastador en la vida de los conductores amarillos, verdes, libres y Uber de Nueva York. Cuyos choferes hasta se han suicidado”, reforzó el gremio de conductores.

La oportunidad fue propicia para que NYTWA exigiera alivios al gobierno estatal: estamos pidiendo a la gobernadora que suspenda los dos impuestos existentes a los taxistas, para darles una oportunidad de luchar para recuperarse.

Como argumenta la agencia de transporte, esta tarifa contribuiría con mil millones de dólares para comprar nuevos vagones de metro, para LIRR y Metro-North, modernas locomotoras para LIRR, lo que reduciría las emisiones contaminantes y actualizaría todo el sistema.

Además, los proyectos de modernización de señales vitales en la Línea Fulton en Brooklyn y la Línea 6 Av en Manhattan, ya han sido puestos en suspenso. Estos proyectos beneficiarían a más de 1,6 millones de pasajeros diarios e incluirían la instalación de un control de trenes basado en comunicaciones (CBTC) y la sustitución de 70 interruptores y 17 enclavamientos que datan de la década de 1930.

“Un asunto electoral”

La interpretación de la minoría republicana en la Legislatura Estatal y el Concejo Municipal, es que se trataba de unas políticas “más impopulares de la historia moderna” en Nueva York.

“La política en el estado, ha estado marcada por un desapego casi total de la realidad, desde hace mucho tiempo. Y ciertas decisiones finalmente están comenzando a afectar al gobierno estatal. Ahora la gobernadora teme que pueda tener consecuencias electorales reales en noviembre”, expresó la concejal Vicky Paladino, representantes de Queens.

El Dato:

72% de los suburbios de Nueva York se oponían a los precios de congestión, de acuerdo con un sondeo de Siena. En todo el estado, el número es menor, pero sigue siendo una mayoría, incluido el 54% de los demócratas.

Por Fernando Martínez

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