viernes 25 de octubre de 2024 3:29 pm
Eddy Tolentino

¿Quién no ha experimentado la sorpresa de levantar una piedra y encontrar un ecosistema oculto de diminutas criaturas viviendo debajo? Algo similar es lo que ha descubierto un equipo de investigadores en las profundidades del océano, a 2,515 metros bajo la superficie, frente a las costas de Centroamérica, en un área de la dorsal del Pacífico Oriental. Lo que parecía ser un paisaje desolado del lecho marino resultó ser un entorno vibrante y oculto, lleno de vida y misterio.

Un grupo de científicos, encabezado por las destacadas biólogas marinas Monika Bright y Sabine Gollner, ha realizado un hallazgo fascinante al descender hacia las profundidades del Pacífico, utilizando el SuB-astian, un submarino operado de manera remota. El descubrimiento, publicado en la renombrada revista Nature Communications, reveló la existencia de un ecosistema inexplorado bajo el lecho marino. En este entorno, seres como gusanos tubícolas gigantes, caracoles, y bacterias que sobreviven mediante quimiosíntesis han formado un mundo escondido, desconocido hasta ahora.

Entre los habitantes más impactantes que se encontraron está el gusano tubícola gigante Riftia pachyptila, que puede alcanzar hasta medio metro de longitud y que vive en colonias densas. Los investigadores han intentado comprender el proceso por el cual sus larvas se dispersan y colonizan rápidamente nuevos campos hidrotermales tras erupciones volcánicas. “Se teoriza que estas larvas se dispersan en la columna de agua, aunque nunca se les ha observado allí”, explican los investigadores. Propusieron la hipótesis de que las larvas viajan a través del subsuelo marino impulsadas por fluidos calientes provenientes de respiraderos hidrotermales.

Un ecosistema debajo de otro

El submarino SuB-astian, operado desde el buque Falkor del Instituto Oceánico Schmidt, fue fundamental para ofrecer una visión inédita del fondo marino en una de las zonas más extremas y volcánicamente activas del planeta: la dorsal del Pacífico Oriental, específicamente en la Cordillera Albatross. Esta cordillera submarina se extiende unos 9,000 kilómetros de largo, marcando el límite entre dos placas tectónicas cuyo choque constante provoca erupciones de magma a altas temperaturas. Estos fenómenos crean respiraderos hidrotermales, ambientes en los cuales las extremas temperaturas y reacciones químicas propician las condiciones ideales para la existencia de organismos adaptados a extremos.

Para explorar este ecosistema subterráneo, el equipo científico utilizó un cincel robótico para extraer fragmentos de la corteza terrestre. Lo que encontraron fue sorprendente: cavidades llenas de fluidos calientes, donde convivían gusanos tubícolas de gran tamaño y otros organismos, adaptados a este ambiente oculto. “Las cavidades estaban llenas de fluidos cálidos y contenían diversas formas de vida, incluyendo gusanos tubulares de hasta medio metro de longitud”, compartió Gollner con asombro.

Este hallazgo, que parece sacado de una novela de ciencia ficción, presenta al mundo una revelación única: un ecosistema en lo profundo del océano, habitado por seres que han evolucionado para prosperar en condiciones extremas, donde la luz solar nunca llega y la temperatura fluctúa dramáticamente. “El descubrimiento de este nuevo ecosistema, oculto bajo otro ya conocido, nos proporciona evidencia tangible de que la vida puede desarrollarse en lugares sorprendentes”, afirman Bright y Gollner. Esta revelación no solo amplía el conocimiento sobre la biodiversidad de la Tierra, sino que también invita a futuras investigaciones sobre la capacidad de los organismos para adaptarse a entornos hostiles, abriendo nuevas preguntas sobre la vida en condiciones extremas, en la Tierra y, potencialmente, en otros planetas.

Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com

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