miércoles 6 de noviembre de 2024 11:28 am
Eddy Tolentino

Donald Trump ha asegurado su regreso a la Casa Blanca, imponiéndose con claridad sobre Kamala Harris y volviendo al poder después de cuatro años fuera. Esta es solo la segunda vez en la historia que un expresidente regresa al cargo tras una derrota electoral. Con una campaña centrada en temas de inmigración y economía, el republicano ha sabido aprovechar la frustración ciudadana derivada de la inflación y el aumento de la inmigración irregular. Su victoria también marca un hito, ya que es el primer expresidente con antecedentes judiciales en volver a asumir el cargo, lo que pone en perspectiva las complejidades legales que podrían quedar en suspenso a partir de su toma de posesión.

Trump celebró su victoria anticipadamente en West Palm Beach, Florida, donde se dirigió a sus seguidores, agradeciendo especialmente el apoyo de figuras como Elon Musk. Con la promesa de “sanar al país” y abrir una “nueva era dorada,” Trump planteó una visión de cambio radical. Su lema de “Hacer grande a Estados Unidos de nuevo” resonó entre sus seguidores, quienes ven en él una figura capaz de redirigir el rumbo del país en un momento de crisis social y económica.

Con una victoria contundente en el Colegio Electoral y una posible ventaja en el voto popular, Trump rompió las expectativas de las encuestas y confirmó su triunfo en estados clave como Carolina del Norte, Georgia, Pensilvania y Wisconsin. La derrota de los demócratas ha sido devastadora, perdiendo además el control del Senado, lo que dificulta aún más el futuro político de Kamala Harris, quien asumió la candidatura demócrata en lugar de Joe Biden.

Para los demócratas, la elección representa una lección difícil. La candidatura de Harris generó un entusiasmo que no se tradujo en votos. En un país donde aún persisten prejuicios de género y raciales, la posibilidad de una presidenta mujer y de descendencia afroamericana e india podría haber afectado la preferencia de los votantes.

Trump asume el cargo con 78 años, estableciendo un récord como el presidente de mayor edad en iniciar su mandato. Durante su mandato anterior, sobrevivió a varios desafíos legales, incluyendo dos procesos de destitución (impeachments), uno de los cuales estaba relacionado con el asalto al Capitolio en enero de 2021, además de varios cargos penales. Su regreso plantea preguntas sobre la dirección de la política estadounidense, especialmente en temas de impuestos, comercio y política exterior.

En el ámbito internacional, la victoria de Trump podría significar un cambio drástico en la postura de Estados Unidos. Con su política de “Estados Unidos primero,” se espera una fuerte inclinación hacia el aislacionismo. Entre sus planes, ha propuesto imponer aranceles recíprocos a las importaciones de países que penalicen las exportaciones estadounidenses, lo que podría desencadenar una guerra comercial con socios como la Unión Europea y China. La UE ya ha tomado medidas para prepararse ante la posibilidad de un gobierno trumpista y podría reaccionar ante una posible disminución en la ayuda militar a Ucrania, fundamental para su resistencia ante la invasión rusa.

En Medio Oriente, Trump ha dado señales de apoyo incondicional al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lo cual podría escalar las tensiones en la región. Además, su simpatía por líderes autoritarios como Vladímir Putin y Kim Jong-un ha generado preocupación sobre el futuro de la política exterior estadounidense y su relación con las democracias globales.

El enfoque de Trump en temas de inmigración ha sido uno de los pilares de su campaña. Prometiendo una política de deportación masiva y una severa vigilancia en las fronteras, ha apelado al miedo y la frustración de una parte de la población. La idea de una “limpieza” de inmigrantes ha sido central en su discurso, manteniendo un enfoque de mano dura que ha probado ser efectivo entre sus bases. Además, ha propuesto eximir de impuestos a ciertos sectores laborales, así como una reducción significativa del impuesto de sociedades, buscando incentivar la producción nacional y reducir la dependencia de importaciones.

A nivel político, Trump ha prometido apoyo a los condenados por el asalto al Capitolio y medidas para aliviar sus propias complicaciones judiciales, incluyendo el despido del fiscal Jack Smith. Si bien estos planes están en sintonía con sus políticas previas, esta vez, con un Senado a su favor, tiene mayores posibilidades de implementar sus propuestas fiscales y judiciales, lo que pondría a prueba la capacidad de resistencia de la democracia estadounidense.

El regreso de Trump también representa una amenaza para los avances en la lucha contra el cambio climático y la cooperación internacional. Su administración ha cuestionado continuamente el cambio climático y ha restado importancia a los compromisos en energías renovables, lo cual podría afectar la financiación de programas ambientales y el respaldo a los acuerdos internacionales en esta materia.

Finalmente, el traspaso de poder se anticipa complejo. La hostilidad entre Biden y Trump convierte este proceso en un desafío. Para el presidente saliente, Joe Biden, no haber logrado superar la polarización de la era Trump representa una de sus mayores frustraciones.

El ascenso de Trump al poder no solo desafía la estabilidad interna de Estados Unidos, sino que sacude los cimientos de las alianzas internacionales y la geopolítica mundial.

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