
El Ejército de Irak confirmó este sábado la muerte de siete altos cabecillas del grupo terrorista Estado Islámico (EI) en una serie de bombardeos efectuados el 31 de enero en la provincia de Saladino, en el centro del país.
Según un comunicado del Ejército, se completaron los «esfuerzos técnicos» para hallar e identificar los cadáveres de los terroristas abatidos. La operación, ejecutada con aviones de combate F-16, tuvo como blanco una sala de operaciones del EI en la zona de Al Zorka, en Saladino.
La operación fue apoyada por la Dirección de Inteligencia Militar y la coalición internacional liderada por Estados Unidos, que proporciona apoyo logístico y asesoramiento al Ejército iraquí. Esto sucede mientras se establece un cronograma para la salida definitiva de las tropas extranjeras de Irak, a petición de Bagdad.
Entre los fallecidos se encuentra el «gobernador» del EI en la provincia de Kirkuk, quien planificaba atentados y operaciones contra civiles y fuerzas de seguridad en las montañas de Hamrin y Al Huaiya. También fue abatido Shehada Alaui Saleh, alias Abu Eisa, responsable del sector de Hamrin, y Rabie al Batoush, un destacado miembro del grupo.
Aunque el Estado Islámico fue derrotado territorialmente en Irak en 2017, células de la organización continúan perpetrando ataques, especialmente contra las fuerzas de seguridad iraquíes y en la frontera con Siria, así como en el norte y centro del país.