viernes 22 de noviembre de 2024 5:24 am
Eddy Tolentino

Algunos testimonios señalan que exrehenes de Hamás estuvieron secuestrados en los túneles que se extienden debajo de Gaza. Entre las víctimas, destacan las historias de una mujer que debe adaptarse a la luz solar y de una adolescente que se acostumbró a susurrar.

Familiares de los exrehenes de Hamás, que han sido liberados en pequeños grupos desde el pasado viernes, comenzaron a revelar detalles de las condiciones precarias en las que sus seres queridos estuvieron durante las semanas en las que el grupo terrorista los mantuvieron secuestrados.

El centro de noticias The Associated Press señaló el caso de Merav Raviv, que tenía a tres familiares secuestrados por Hamás. Dijo que sus allegados, que fueron liberaros en el primer día de la pausa humanitaria, estuvieron alimentados de forma irregular y que principalmente les daban de comer arroz y pan.

Su prima Keren y su tía Ruth Munder perdieron alrededor de 7 kilogramos cada una en los casi dos meses.

Agregó que los exrehenes durmieron en filas de sillas juntas en una habitación y que a veces tenían que esperar horas para poder ir al baño.

Asimismo, Adva Adar aseguró que su abuela, de 85 años, también perdió peso. “Ella contó los días de su cautiverio. Ella dijo: ‘sé que he estado allí durante 50 días”, manifestó.

Adva manifestó que los miembros de la familia de Yaffa Adar sobrevivieron a los ataques de Hamás, pero la anciana se llevó una desilusión al descubrir que su casa fue arrasada por los milicianos.

“Para una mujer de 85 años, normalmente tienes la casa donde criaste a tus hijos, tus recuerdos, tus álbumes de fotos, tu ropa. Ella no tiene nada y en su vejez necesita empezar de nuevo. Es difícil para ella”, señaló Adar sobre su abuela.

Secuestrados en túneles debajo de Gaza

Yocheved Lipschitz, de 85 años, señaló la agencia de noticias, estuvo retenida en los túneles que se extienden debajo de la franja de Gaza, “como una telaraña”. Y aseguró que sus captores les dijeron que son personas que creen en el Corán y les prometieron que no les harían daño.

Lifshitz narró que los palestinos los trataron bien y que les ofrecieron atención médica, incluidos medicamentos. Además, afirmó que los milicianos mantuvieron las instalaciones limpias y les daban una comida al día a base de queso, pepino y pan. Los captores, dijo, comían lo mismo.

Eyal Nouri, sobrino de una mujer de 72 años, indicó que su tía debe adaptarse nuevamente a la luz solar porque siempre estuvo en la oscuridad. “Ella caminaba con la vista baja porque estaba en un túnel. No estaba acostumbrada a la luz del día y, durante su cautiverio, estuvo desconectada de todo el mundo exterior”, expresó.

“Estas siete semanas horribles han terminado”, añadió Nouri, quien indicó que el esposo de la mujer fue asesinado por los milicianos y que el resto de la familia logró sobrevivir.

Asimismo, AP recoge las declaraciones de Yair Rotem, cuya sobrina de 12 años se acostumbró a susurrar porque siempre los terroristas les exigían a los rehenes que se quedaran callados. “Sigo diciéndole que ahora puede alzar la voz”, manifestó.

Por Luis de Jesús

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