Una mujer demandó a un restaurante de Nueva York alegando que mordió un pedazo de dedo cortado que estaba mezclado con su ensalada y que pertenecía a un empleado que se hirió mientras preparaba el platillo.
Allison Cozzi presentó una demanda contra un restaurante de Nueva York alegando que mordió un pedazo de dedo cortado que estaba mezclado con su ensalada y que pertenecía al gerente del local que accidentalmente se hirió mientras preparaba el platillo.
Cozzi, residente de Connecticut, presentó la demanda el lunes en el condado Westchester de Nueva York por el supuesto episodio sucedido el 7 de abril de este año en el local de “Chopt Creative Salad Co.” en Mount Kisco.
“Poco después de que [la] demandante comprara la ensalada, mientras la comía, se dio cuenta de que estaba masticando una porción de un dedo humano que había sido mezclado con la ensalada y que formaba parte de ella”, afirma la demanda de 12 páginas.
Se descubrió “que ese mismo día un empleado que trabajaba en el restaurante Chopt Creative Salad Company estaba cortando rúcula y cortó una porción de su dedo índice izquierdo”, prosigue la querella.
El empleado anónimo, un gerente del restaurante, fue trasladado de urgencia a un hospital local, pero dejó el dedo amputado, y esa parte llegó a la ensalada de Cozzi y finalmente a su boca, citó New York Post.
Posteriormente el restaurante fue citado por una infracción por parte del Departamento de Salud del condado Westchester, pero eso no sirvió de mucho para calmar a Cozzi, quien alega que quedó traumatizada y enferma por el incidente que le revolvió el estómago, según la demanda.
La mujer sufrió “lesiones personales graves, incluidos shock, ataques de pánico, migraña y exacerbación de la migraña, deterioro cognitivo, estrés y ansiedad traumáticos, náuseas, vómitos, mareos y dolor de cuello y hombros”, dijo la queja.
La demanda acusa de negligencia y “violaciones legales” a la cadena de restaurantes de ensaladas y a su empresa matriz, Founders Table Restaurant Group, y solicita una cantidad no revelada por daños y perjuicios.
El abogado de Cozzi, Marc Reibman, se negó a discutir el caso con New York Post ayer. “Mi cliente me ha dicho que no quiere publicidad. Ella tiene miedo de que la publicidad exacerbe sus niveles de estrés y ansiedad”.