martes 26 de noviembre de 2024 4:56 pm
Eddy Tolentino

Los cinco diputados de la formación morada anunciaron que abandonan el grupo parlamentario de Sumar, con el que se presentaron a las elecciones el pasado 23 de julio.

La legislatura del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, se puede complicar todavía más después de que el partido Podemos anunciara el martes de que abandonaría el grupo parlamentario de Sumar, con el que se había presentado a las elecciones generales del pasado 23 de julio.

Hasta ahora, Sánchez contaba con un respaldo más o menos asegurado que superaba la mayoría absoluta: los 33 escaños de Sumar, Junts per Catalunya (7), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) (7), Partido Nacionalista Vasco (PNV) (5), EH Bildu (5) y el único diputado del Bloque Nacionalista Galego (BNG).

Esos parlamentarios, con la bancada del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), sumaban un total de 179 de los 350 diputados de la Cámara Baja española.

La mayor preocupación era lidiar con Junts, la formación del expresidente catalán Carles Puigdemont, que si bien accedió a apoyar la investidura de Sánchez, tiene una ideología más conservadora que el resto del bloque, lo que hacía presagiar complicadas negociaciones para sacar adelante las próximas medidas legislativas.

Sin embargo, ahora, con la marcha de los cinco diputados de Podemos para integrarse al grupo mixto, se abre para Sánchez otro flanco de negociación, esta vez escorado a la izquierda: el voto en contra de la formación fundada por Pablo Iglesias y liderada ahora por Ione Belarra hará decaer cualquier iniciativa del Gobierno.

Es de esperar que si Podemos ya causaba problemas cuando se encontraba sometido en cierta medida a la disciplina del Ejecutivo, su ruido será aún mayor una vez liberado de ese yugo. De este modo, el partido morado tendrá la posibilidad de tensar las negociaciones, con la incógnita, aún por desvelar, de hasta dónde estará dispuesto a llegar.

Más visibilidad en el grupo mixto

En el grupo mixto la formación de Belarra espera adquirir una mayor visibilidad, uno de los puntos de fricción con Sumar, el partido que forma parte de la coalición de Gobierno junto al PSOE, fundado por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que consiguió aglutinar a una quincena de formaciones para concurrir a los comicios del pasado julio.

Desde su nueva plataforma, la abstención le bastará para tumbar las leyes orgánicas que respalde el Ejecutivo, como la proyectada ley de amnistía para los involucrados en el ‘procés’ catalán; mientras que para hacer caer las leyes ordinarias, deberá votar en contra.

Antes de la ruptura, Sumar había dejado a los cinco diputados de Podemos sin ninguna portavocía adjunta, por tanto, sin firma acreditada para promover por su cuenta iniciativas conjuntas con otras formaciones, como ERC, EH Bildu o BNG, con las que tiene una mayor afinidad. Ahora, el partido de Iglesias sí tendrá la ansiada portavocía.

Crisis en el seno de Podemos

Podemos ha roto así todos los puentes con Sumar, tan solo un día después de hacerse con su cuota en las Comisiones del Congreso de los Diputados, un reparto que ahora queda invalidado.

La guerra fría que se mantenía con la formación de Yolanda Díaz ha explotado justo cuando Podemos enfrenta la mayor crisis del partido en la Comunidad de Madrid, con la dimisión de su líder en esta región, Jesús Santos.

Santos anunció el martes su decisión con una carta, criticando que el partido morado haya reforzado «una línea política centrada en su auto-afirmación y en levantar unas fronteras cada vez más gruesas». Del mismo modo, aseguró que durante nacimiento de Sumar, «el núcleo dirigente de Podemos entendió este proceso como una competición por la propiedad del espacio».

Casi dos años de desencuentros

La nueva maniobra de Podemos llega tras casi dos años de desencuentros con Yolanda Díaz y el movimiento que ha capitaneado, y tan solo seis meses después del acuerdo de coalición de cara al 23 de julio.

La exministra de Igualdad y líder de Podemos, Irene Montero.Europa Press News / Gettyimages.ru

Todo comenzó con la dimisión de Pablo Iglesias como vicepresidente segundo del Gobierno y secretario general de Podemos, designando como su sucesora a Yolanda Díaz.

Sin embargo, Díaz comenzó a marcar su propio camino, algo que no fue visto con buenos ojos desde la dirección de Podemos, fuerza en la que nunca militó la actual vicepresidenta segunda. El proceso de escucha que inició y que se cristalizó en el Movimiento Sumar, disparó todas las fricciones.

El inesperado adelanto electoral que Sánchez decretó aceleró los contactos e hizo que Podemos accediera a concurrir bajo el paraguas de Sumar a los comicios generales, tras el descalabro que sufrió en las elecciones generales y municipales.

El pacto se cerró en semanas con un sabor amargo para la formación de Belarra, con la exclusión de la hasta entonces ministra de Igualdad, Irene Montero, de las listas.

Después llegó la formación de Gobierno, donde Podemos se quedó sin ninguna cartera.

Ahora se espera que Podemos concurra en solitario a las elecciones al Europarlamento, que se celebrarán en julio, con Montero encabezando su lista.

Además, está por ver lo que sucederá en los comicios regionales en Galicia y País Vasco, también el próximo año, donde se da por sentado que no habrá acuerdos preelectorales.

Acusaciones de transfuguismo

Durante las últimas 24 horas han llovido las acusaciones de transfuguismo.

Se trata de una figura legal, pues la normativa española establece que los escaños son nominales, pero despreciada por todas las formaciones políticas, que han firmado varios pactos en contra, el último en 2020.

Así, esta mañana, en el marco de la celebración del 45 aniversario de la aprobación de la Constitución Española, se ha asistido a un cruce de declaraciones.

Belarra ha defendido que era la única solución que su partido podía tomar y que, aunque difícil, les garantizaba poder seguir llevando adelante las políticas que les demanda su electorado.

Por su parte, Díaz, sin nombrar a Podemos, ha advertido que espera que nadie se equivoque de enemigo y destacó que el objetivo es mejorar la vida de la gente.

Ninguna de las dos ha pronunciado la palabra trásfuga.

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