viernes 22 de noviembre de 2024 4:40 am
Eddy Tolentino

Un reporte de Documented y Propública precisa que durante los últimos cinco años, más del 25% de la totalidad de las estafas laborales se han registrado en este sector. El proceso y la resolución ante un reclamo formal puede tardar años.

Esta semana las plataformas de investigación Documented y ProPública publicaron un informe que muestra una “película” que en los detalles podría ser de “terror”, acerca de la prevalencia del robo de salarios a trabajadores, en su mayoría indocumentados. En esta oportunidad se pone el foco especialmente en la lentitud con que el Departamento de Labor del Estado de Nueva York procesa los reclamos. En caso de que las demandas prosperen, el dinero llega a los bolsillos de los demandantes, en un tiempo que se puede expresar en años.

En total, luego del cruce de investigadores federales y estatales se ha precisado de forma oficial, que durante los últimos cinco años, se han robado más de $203 millones en salarios a unos 127,000 trabajadores en Nueva York.

El análisis de varios datos determinó que a través de varias triquiñuelas, que en este periodo se habían dejado de pagar más de $52 millones a personas que trabajaban en restaurantes, más que en cualquier otra industria en Nueva York. Lo que representa más del 25% de todos los robos de salarios reportados.

Como cita la investigación, según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, “es casi seguro que la cantidad de robo de salarios esté muy por encima de lo calculado. En 2014, por ejemplo, se analizaron datos del censo y del empleo, para comparar los salarios declarados de los trabajadores de Nueva York, con lo que deberían ganar según el salario mínimo local. Se estimó que los empleadores estatales roban hasta mil millones de dólares a sus trabajadores cada año”.

Además se destaca que el fraude salarial también fue un problema en la industria de la atención médica ($28,4 millones de dólares); construcción ($27,6 millones); servicios de limpieza y tiendas minoristas ($5,9 millones cada uno); y supermercados y tiendas de conveniencia ($5,8 millones).

El reporte de Documented y Propública arroja que Nueva York ocupa el octavo lugar en cuanto a la cantidad de sueldos en disputa, adeudados a la fuerza laboral de varias industrias.

La historia de Marcelino Zapoteco

El artículo expuso como ejemplo el caso de Marcelino Zapoteco, un miembro de la organización de defensa a los inmigrantes, Make the Road New York, (MTRNY), quien trabajó en el restaurante Brioso, en Staten Island, durante más de siete años. 

Desde que inició su empleo allí, Marcelino sabía que le pagaban muy mal. Estaba claro que recibía ingresos muy por debajo del mínimo legal. Cuando trabajaba como mesero, recibía tan sólo $10 por los turnos de almuerzo y cena. Muy por debajo del salario requerido incluso cuando se incluían las propinas.

Pero el “punto de quiebre” que lo motivó a dejar de guardar silencio, fue en 2018, cuando fue testigo que un gerente se apoderó de todo el dinero de una propina, que se suponía debía compartirse al final de la jornada, con todo el grupo de meseros. 

Cuando Marcelino se quejó, la respuesta de su patrón fue que “si no le gustaba, podía marcharse”.

Así lo hizo, pero al día siguiente presentó una denuncia formal ante el Departamento de Labor en Manhattan. Una querella cuya resolución para poder recuperar los salarios retenidos tardó cinco largos años.

Con base en los detalles compartidos del caso, la agencia estatal tardó siete meses en visitar el restaurante para realizar una investigación inicial. 

Desde ese momento, el ambiente laboral se volvió cada vez más hostil para los compañeros de trabajo de Marcelino. 

Por ello, MTRNY decidió intervenir junto con los abogados adjuntos Gladstein, Reif & Meginniss para presentar una demanda colectiva en nombre de todos los trabajadores.

Se ganó la batalla parcialmente. Pero eso significó años de espera.

En 2018, un abogado que representaba a los propietarios de Brioso, indicó que el denunciante renunció a su trabajo, “no por robo de salario, sino por un desacuerdo sobre el método de pago”, ya que el trabajador insistía en que se le pagara en efectivo, en lugar de un sistema automático de nómina.

Los dueños del negocio finalmente aceptaron llegar a un acuerdo en la demanda civil que los ex trabajadores presentaron en su contra.

“Tienen que actuar más rápido”

En este sentido, Elizabeth Jordan, codirectora legal de Make the Road New York cuenta que después de años de salarios muy bajos y de trabajar en condiciones abusivas, les llevó cinco años, a dos agencias gubernamentales y dos tribunales, llegar a un acuerdo para recuperar sólo una parte de los salarios impagos.

“El restaurante era de un reincidente en abusos laborales y continuó funcionando como infractor de la ley, durante años,  sin consecuencias. El robo de salarios sigue siendo rampante en restaurantes y otras industrias con salarios como la construcción, la limpieza y otras en Nueva York”, remarcó.

La activista interpreta que las existentes normas municipales y estatales, no protegerán adecuadamente a los trabajadores de violaciones, ni disuadirán a los empleadores abusadores, a menos que las agencias responsables de hacer cumplir las leyes cuenten con los recursos adecuados para actuar más rápido.

Cada año, en el estado de Nueva York, miles de trabajadores enfrentan situaciones similares a las de Marcelino y sus ex compañeros de Brioso. 

“Desde 2017 hasta 2021, investigadores federales y estatales encontraron más de 13,000 casos de robo de salarios, según un análisis de dos bases de datos obtenidas de los departamentos de Trabajo de EE. UU. y Nueva York”, remarca el reporte publicado por estas plataformas de investigación periodística.

Pagando los platos rotos

En este testimonio específico, compartido por Marcelino Zapoteco y que podría ser la réplica del abuso que sufren miles de inmigrantes, Carlos Ortiz, un investigador estatal del Departamento de Labor, asignado al caso, detalló en informes obtenidos por Documented y ProPublica, varias formas en que los propietarios de este restaurante robaron dinero a sus trabajadores.

Por ejemplo se deducían el 5% de sus propinas supuestamente para pagar el sistema informático y en ocasiones se tomó mucho más porcentaje, en determinadas circunstancias, especialmente cuando los clientes se quejaron de su comida, uno de los esquemas más comunes de robo de salario. 

Otra práctica común, que resta dinero al bolsillo de los trabajadores, es obligarlos a comprar sus uniformes y pagar por los platos rotos.

Además ha sido muy recurrente, las amenazas directas e indirectas de los propietarios de estos negocios de “echarle” a las autoridades de migración, aun cuando en los códigos de Derechos Humanos de la Gran Manzana es un delito.

Los expertos laborales dicen que el robo de salarios y la hostilidad laboral es frecuente en la industria de los bares, restaurantes y cafés porque su fuerza laboral está compuesta mayoritariamente por inmigrantes indocumentados, que están menos dispuestos a denunciar.

Más del 60% de los trabajadores de restaurantes que viven en la ciudad de Nueva York son inmigrantes, según un estudio de 2020, realizado por la oficina del contralor del estado de Nueva York. De los 317,800 trabajadores de la industria, el 44% eran hispanos y el 20% asiáticos, encontró el estudio.

Además, en Nueva York, las normas estatales sobre salario mínimo también pueden perjudicar a los empleados de restaurantes. La tarifa normal es de $14,20 a $15 por hora, pero es de $9,45 a $10 para los trabajadores de servicios de alimentos, con el requisito de que sus empleadores compensen el resto si las propinas no cubren la diferencia.

“No acepten trabajos solo por propinas”

En este tiempo, cuando miles de nuevos inmigrantes siguen llegando a la Gran Manzana, desesperados por sobrevivir, el drama histórico del robo de salario podría estar sumando otros elementos. Precisamente, porque hay muchos indicadores de que esta práctica se podría estar expandiendo, por el silencio de miles y miles que están desesperados por ganar lo que sea y como sea.

“Vicente”, un trabajador mexicano de un restaurante en la Avenida Columbus en Manhattan dijo a El Diario que se había avanzado mucho en los últimos años en el respeto salarial, por lo menos en lo mínimo. Aunque ha sido testigo en los últimos meses de “un retroceso”.

“Llega gente desesperada pidiendo trabajo por lo que sea. Muchos aceptan incluso solo por las propinas. Y eso es algo que le encanta a los dueños de restaurantes. Tienen trabajadores que no le cuestan nada. Y todos felices”, comentó con angustia.

Este poblano, con 20 años de servicio, hoy gerente de un restaurante, recuerda que empezó lavando platos y limpiando los baños. Ahora teme que la vía de los dueños de estos negocios para obtener más rentabilidad, sea contratar “prácticamente esclavos”.

Yo sé lo que es necesidad. De tener hijos que alimentar. De ser un inmigrante que arranca. Pero lo peor que nos puede pasar, es que hombres y mujeres lleguen aceptando cualquier centavo por un trabajo. Porque estarían ‘prostituyendo’ prácticamente el trabajo de varias generaciones“, acotó.

“No se dejen explotar”

Ante la nueva realidad migratoria de la ciudad de Nueva York que ha recibido un flujo de más de 100,000 personas desde la primavera 2022, varias organizaciones y la Ciudad han estado alertas con los nuevos riegos del abuso laboral.

Tal es el caso de New Inmmigrant Community Empowermwnt (NICE) quien realiza jornadas de capacitación y mediación en sus sedes en Queens, para instruir a la fuerza laboral sobre sus derechos, qué pasos seguir y cómo evitar caer en la telaraña del robo de salarios.

“Los empleadores saben que en muchos casos es muy fácil actuar sin consecuencias. Están claros que abusar en este momento, por muchas razones podría ser más fácil. Y muchos trabajadores, especialmente quienes apenas están tratando de entender el sistema, son muy vulnerables a que le roben los salarios. Debemos seguir generando espacios de formación“, razonó Hildalyn Colón, directora de NICE.

Por su parte, Aaron Cagwin, portavoz del Departamento de Labor del Estado, compartió con Propública, que dicha agencia desde 2015 conformó con la Fiscalía el Grupo de Trabajo contra el Robo de Salarios.

Se pondera que el año pasado entre muchas otras acciones se consiguieron “condenas por delitos graves de nueve empleadores por diversos cargos. Desde defraudar al Fondo de Seguros del Estado de Nueva York, hasta falsificar registros comerciales y no pagar salarios”.

En resumen:

  • 127, 000 trabajadores de Nueva York han sido víctimas de robo de salarios en un periodo de cinco años que va entre 2017 y 2021, con base al cruce de datos de ProPública y Document.
  • $203 millones fue el monto estafado en ese periodo de tiempo.
  • 25% de los trabajadores afectados pertenecen al sector de restaurantes

Por  Fernando Martínez

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