jueves 21 de noviembre de 2024 11:17 am
Eddy Tolentino

Aunque la bacteria Vibrio vulnificus es común en los mariscos, se han detectado dos recientes muertes en Connecticut no vinculadas con ese consumo. Un tercer caso no fatal fue rastreado hasta ostras del estrecho de Long Island (NY).

Dos residentes de Connecticut murieron este verano por infecciones relacionadas con bacterias normalmente encontradas en mariscos crudos o agua de mar, informó ayer el Departamento estatal de Salud Pública.

Se sabe que tres personas de entre 60 y 80 años en el estado han sido infectadas con la bacteria Vibrio vulnificus, que no hace que una ostra se vea, huela o sepa diferente. La Oficina de Acuicultura del estado dijo que no cree que ninguna de las infecciones esté relacionada con mariscos de Connecticut.

Dos de los tres casos fueron infecciones de heridas no asociadas con mariscos, dijo el Departamento de Salud, y la tercera infección fue un residente de Connecticut que consumió ostras crudas no recolectadas en Long Island Sound (estrecho de Long Island), zona marina fronteriza con Nueva York.

Las dos muertes ocurrieron en julio. Según las autoridades es la primera vez que Connecticut ve un caso de Vibrio en tres años, acotó Fox News.

Esta bacteria puede llegar al cuerpo humano por consumo de mariscos, pero también a través de heridas abiertas si la persona está en contacto con agua de mar e incluso arena, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Connecticut es el hogar de una próspera industria de ostras y realiza pruebas periódicas para detectar bacterias. Vibrio vulnificus nunca se ha encontrado en aguas estatales y la mayoría de las infecciones están relacionadas con mariscos de aguas mucho más cálidas donde la bacteria puede prosperar, afirmó el Departamento de Salud.

Desde 2014 Connecticut también ha agregado requisitos diseñados para enfriar las ostras hasta el punto en que las bacterias no puedan sobrevivir. En zonas de alto riesgo, las ostras recolectadas se colocan inmediatamente en una mezcla de hielo. En áreas de menor riesgo, los recolectores deben refrigerar o congelar todas las ostras dentro de las cinco horas posteriores a la recolección.

eldiariony

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