jueves 14 de noviembre de 2024 12:31 am
Eddy Tolentino

Cada año, el Rockefeller Center de Nueva York se convierte en un punto de atracción mundial al exhibir uno de los árboles de Navidad más icónicos y fotografiados del planeta. Pero, detrás de este imponente símbolo navideño, hay una historia llena de tradición y significado que ha evolucionado a lo largo de las décadas.

La tradición del árbol en el Rockefeller Center comenzó en 1931, durante la Gran Depresión. Ese año, un grupo de trabajadores decidió colocar un árbol de Navidad pequeño, de apenas unos metros, para celebrar las fiestas en medio de tiempos difíciles. Lo decoraron con adornos hechos a mano, incluyendo guirnaldas y cintas. Este primer árbol fue un símbolo de esperanza y unidad en un momento de gran dificultad, y sentó las bases para lo que se convertiría en una de las tradiciones navideñas más queridas de Nueva York.

En 1933, dos años después de aquella primera celebración improvisada, la tradición se formalizó con la instalación del primer árbol oficial del Rockefeller Center, marcando el comienzo de un evento anual. Desde entonces, cada año se elige cuidadosamente un árbol de Noruega o abeto, con una altura promedio de entre 21 y 30 metros, que debe cumplir con requisitos muy específicos. Los encargados de la selección viajan a diversas partes de Estados Unidos, en especial a los estados del noreste como Nueva York, Nueva Jersey, y Pensilvania, en busca de un árbol que tenga la forma perfecta y una buena densidad de ramas.

El proceso de traslado del árbol también es una operación compleja. Una vez seleccionado, se transporta cuidadosamente a Nueva York, donde es recibido por una multitud y colocado en la plaza central del Rockefeller Center. Posteriormente, el árbol se decora con más de 50,000 luces LED de colores, que alcanzan una longitud de alrededor de ocho kilómetros, y una estrella gigante de cristal Swarovski corona su cima, brillando intensamente en la ciudad. La ceremonia de encendido, que se lleva a cabo a principios de diciembre, atrae a miles de visitantes y se transmite a millones de hogares alrededor del mundo.

Además de su valor estético, el árbol del Rockefeller Center tiene un significado especial para muchas familias, que lo consideran un símbolo de unidad y esperanza. Incluso después de la Navidad, su importancia no termina; una vez que concluyen las festividades, el árbol se desmonta y se dona a organizaciones benéficas como Habitat for Humanity, que lo utilizan para construir viviendas y proporcionar refugio a quienes más lo necesitan.

Este año, el árbol de Navidad del Rockefeller Center no solo marca el inicio de la temporada navideña en Nueva York, sino que continúa representando un mensaje de esperanza y solidaridad que resuena con personas de todas partes del mundo.

Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com

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