jueves 21 de noviembre de 2024 5:53 pm
Eddy Tolentino

Los dominicanos que viven en el exterior contribuyen significativamente a la
economía del país, enviando más de 10 mil millones de dólares anuales en remesas,
por lo que son merecedores de toda la acción del gobierno en la obtención de los
servicios que brindan las diversas instituciones del Estado.
El quisqueyano que se establece fuera del país, contribuye no solo
económicamente de manera importante, como con lo que invierte cuando visita el
país, por lo que su aporte es crucial para el desarrollo de la nación, por lo que se
justifica plenamente el que el Estado les ofrezca una atención adecuada y de la más
alta calidad a todos y cada uno de los criollos en el exterior.
Las remesas enviadas por los dominicanos en el extranjero representan una fuente
valiosísima de ingresos para muchas familias y un pilar económico para el país. Este
flujo constante de dinero ayuda a mejorar las condiciones de vida, impulsa el
consumo, y contribuye al desarrollo de infraestructuras y servicios, todo ese sacrificio, sin exigir recompensas a cambio, solo por el compromiso patriótico al que
nunca se renuncia.

Dado que esos compatriotas que están en el exterior aportan tan significativamente a la economía nacional, que sería justo, necesario y hasta obligatorio que reciban una
atención de calidad por parte del estado. Esta atención debe incluir servicios
consulares eficientes, protección consular y todos los programas que les faciliten su
sacrificada presencia en lugares lejanos, como para la inversión y la integración de
ellos cuando deseen retornar al país.

El estado debe y tiene un compromiso con esos hermanos a los que debe reconocerlos y valorarlos en su esfuerzo para contribuir con el país, esta valoración puede traducirse en políticas y servicios que atiendan sus necesidades específicas,
asegurándoles que sus derechos sean respetados y que puedan mantener un estrecho
vínculo con su país de origen.

Aparte de los servicios consulares, los que responden plenamente a las demandas de
los quisqueyanos que residen fuera, son merecedores de incentivos para la inversión,
facilidades para el retorno y reintegración, y programas que promuevan la
participación en el desarrollo nacional, antes de eliminarles servicios públicos básicos, como proponen algunos voceros de la oposición política criolla.

Sería comprensible sugerir que los servicios ofrecidos por las instituciones que
funcionan hoy en el exterior, fueran ampliados y eficientízados en cada una de las
naciones que han escogido a esos compatriotas y para un mayor beneficio del
contribuyente que requiera de sus servicios. Esto incluiría reducir la burocracia,
mejorar los tiempos de respuesta, y garantizar que las mismas estén bien equipadas y capacitadas para atender las necesidades del contribuyente.
Dios quiera que un buen día, los dominicanos en el exterior también puedan tener una voz de representación senatorial en decisiones que les puedan afectar y mecanismos de participación viva, como la creación de un Consejo Consultivo, que pueda fortalecer el vínculo entre los dominicanos que están fuera y los que permanecen en el lar nativo.

En resumen, los dominicanos que viven en el extranjero, al aportar significativamente a la economía del país, merecen una atención de calidad por parte del estado.
Esta atención no solo es una cuestión de justicia, sino también una manera de fortalecer el vínculo y la cooperación entre la comunidad que reside fuera y la República Dominicana, asegurando que ambos se beneficien de esta relación.
Las oficinas consulares y diplomáticas facilitan el acceso a una variedad de servicios
esenciales, como la emisión de pasaportes, renovación de documentos, certificaciones y asistencia legal, sin necesidad de regresar a la República Dominicana.
Esto evita gastos significativos en pasajes aéreos y permite a los ciudadanos mantenerse enfocados en sus responsabilidades laborales.

Viajar al país de origen para realizar trámites oficiales implica una inversión
considerable de tiempo y dinero. Las oficinas en el exterior proporcionan una solución práctica y económica, permitiendo a los ciudadanos realizar estos trámites de manera eficiente y sin interrumpir sus actividades diarias.

Estas oficinas juegan un papel crucial en situaciones de emergencia, proporcionando
apoyo y protección consular a los dominicanos en el extranjero. Este tipo de asistencia puede incluir la repatriación, ayuda en casos de detención o enfermedad grave, y apoyo en situaciones de desastres naturales. o muerte.

Las oficinas en el exterior también contribuyen a la promoción de la cultura
dominicana y a la creación de vínculos económicos y comerciales con otros países.

Esto no solo beneficia a los residentes en el extranjero, sino que también fortalece la
imagen y las relaciones internacionales de la República Dominicana.

Al facilitar los trámites y servicios necesarios, estas oficinas permiten a los
dominicanos en el extranjero mantener vínculos más estrechos con su país de origen, promoviendo así la cohesión social y el sentido de pertenencia a la comunidad dominicana.

En el Consulado de NY se renovan unos 750 pasaportes cada semana; la oficina de
INTRANT ha renovado 13,800 licencias de conducir; Interior y Policía ha renovado más de 300 licencias de armas; la oficina de doble ciudadanía ha recibido unas 13,500 solicitudes de nuevos ciudadanos;Senasa ha tramitado más de 3,000 seguros de salud.

La oficina de Vivienda Familia Feliz ha entregado 108 unidades en Nueva York;
cerca de un millar de dominicanos han sido beneficiados con el plan de la
Dirección General de Pensiones y la oficina de Aduanas ha brindado servicio a casi
3,000, personas.

La satisfacción expresada por los dominicanos residentes en el extranjero es una
prueba del buen desempeño de estas oficinas que han sido establecidas en el exterior,
ya que muchos ciudadanos han manifestado su agradecimiento por la eficiencia y la
calidad de los servicios recibidos, los cuales contrasta con las críticas de algunos
dirigentes políticos de la oposición.

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