jueves 21 de noviembre de 2024 11:10 am
Eddy Tolentino

La versión oficial inicial fue que el dinero se destinó a pagar una gala de inauguración del Mundial de 2006 que finalmente no se llevó a cabo.

En una investigación interna, Hors R. Schmidt, extesorero de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), sugirió que los organizadores del Mundial de Fútbol de 2006 podrían haber utilizado varios millones de euros para comprar votos y asegurarse la sede del torneo, según informaciones de la revista “Der Spiegel”.

Schmidt, junto con los expresidentes de la DFB Wolfgang Niersbach y Theo Zwanziger, está siendo investigado actualmente por presunto fraude fiscal relacionado con el uso de alrededor de 6,7 millones de euros declarados como gastos de funcionamiento. Este dinero se utilizó para pagar un préstamo que le había concedido el empresario Robert Louis-Dreyfus a Franz Beckenbauer.

Beckenbauer, responsable de la candidatura alemana y presidente del Comité Organizador del Mundial, le habría dicho a Schmidt que el dinero inicialmente lo había recibido el funcionario catarí Mohamed Bin Haman y que no podía descartar que parte de este haya llegado al controvertido Jack Warner de la Concacaf.

Según Schmidt, cuatro días antes de que se anunciara la sede del Mundial, Beckenbauer firmó un acuerdo con Warner que garantizaba ingresos millonarios para él y su federación, Trinidad y Tobago.

La versión oficial inicial fue que el dinero se destinó a pagar una gala de inauguración que finalmente no se llevó a cabo. Niersbach y Zwanziger afirman que hicieron el pago para devolver el préstamo creyendo que el dinero se había utilizado para la organización de la gala.

La declaración de Schmidt se realizó en 2021 en presencia del entonces presidente de la DFB, Fritz Keller, y del exdirector de la policía criminal de Mecklenburgo-Pomerania, Ingmar Weitermeier, propietario de una empresa contratada por la DFB para realizar investigaciones internas sobre el caso.

El protocolo de la declaración, al que “Der Spiegel” tuvo acceso, nunca fue autorizado por Schmidt, pero cuenta con la firma de Keller como testigo.

Por Humberto Viera

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