En la celebración del aniversario número 120 del sistema de transporte público de Nueva York, un grupo de manifestantes se congregó para exigir una mayor inversión y reformas urgentes en la infraestructura del metro, uno de los sistemas más antiguos y concurridos del mundo. Representantes de organizaciones de pasajeros, líderes comunitarios y activistas pidieron a la gobernadora Kathy Hochul que adopte medidas rápidas y eficaces para asegurar el financiamiento necesario que permita mejoras significativas en el sistema de transporte.
El reclamo se enfoca en la implementación de la “tarifa de congestión”, una propuesta que, de ser aplicada, generaría fondos cruciales para el mantenimiento y desarrollo del metro. La medida consiste en cobrar un peaje adicional a los vehículos que circulen en el área de Manhattan por debajo de la calle 60, recaudando así aproximadamente $1,000 millones anuales que se destinarían a mejorar el transporte público. Esta tarifa, según los manifestantes, es indispensable para evitar futuros problemas de mantenimiento y asegurar la seguridad de los usuarios.
Además, los activistas subrayaron la urgencia de proteger la infraestructura del sistema de transporte ante eventos climáticos extremos, haciendo referencia al devastador impacto del huracán Sandy en 2012. En ese entonces, más de 200 estaciones de metro se inundaron, afectando severamente el funcionamiento del servicio y generando costos de reparación millonarios. Exigieron que se financien obras de protección, especialmente en áreas vulnerables como las vías del Hudson en Westchester. También destacaron que estos proyectos de infraestructura no solo beneficiarán a los usuarios, sino que generarán numerosos empleos.
Danny Pearlstein, director de políticas de la organización Riders Alliance, fue uno de los principales portavoces durante la protesta. En sus declaraciones, señaló que el momento actual es decisivo para el transporte público en Nueva York. “Con el futuro del metro y el servicio de autobuses en juego en las próximas elecciones, en las que ciertos candidatos se han mostrado a favor de desfinanciar el transporte público, le pedimos a la gobernadora Hochul que asegure hasta el último dólar posible para financiar las mejoras necesarias”, afirmó. Pearlstein añadió que el número de usuarios del transporte público está en sus niveles más altos desde la pandemia, lo que refuerza la necesidad de una infraestructura confiable y bien mantenida.
Por su parte, Megan Ahearn, activista presente en la protesta, defendió la tarifa de congestión y expresó su frustración ante la falta de avances en su implementación. “La cancelación de esta tarifa no solo nos perjudica financieramente, sino que agrava los problemas de tráfico, retrasos en las rutas y pérdida de empleos”, sostuvo Ahearn. Según explicó, si la tarifa se pone en marcha, se podrían financiar autobuses eléctricos, mejorar la calidad del aire, y reforzar la infraestructura para enfrentar desastres climáticos.
Al concluir la manifestación, los asistentes reiteraron su exigencia a la gobernadora Hochul para que actúe sin más dilación y presente un plan de inversión que permita implementar la tarifa de congestión y garantice un transporte seguro, accesible y confiable para todos los neoyorquinos. Aunque la gobernadora se ha mostrado reticente hasta ahora, los defensores del transporte público esperan que sus demandas logren impulsar un cambio en la política estatal en favor del desarrollo y modernización del sistema de transporte.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com