El Departamento de Comercio ha aceptado un paquete de subvenciones de 39.000 millones de dólares.
Poner a punto una planta de fabricación de chips de vanguardia cuesta entre 10.000 y 30.000 millones de dólares.
El Gobierno de EEUU está decidido a reducir a cualquier precio su dependencia actual de los países asiáticos, y de China en particular, en el ámbito de la industria de los circuitos integrados. Actualmente Asia produce el 90% de los chips de memoria, el 75% de los microprocesadores y el 80% de las obleas de silicio. Estas cifras son abrumadoras. Tanto, de hecho, que a medio plazo quedan absolutamente fuera del alcance de Occidente.
Aun así, instigado en gran medida por la tensión que sostiene con su homólogo chino en el ámbito geopolítico, el Gobierno de EEUU está decidido a dar los pasos que sean necesarios para minimizar su dependencia de China y consolidar su país como el líder mundial de la industria de los semiconductores. Esta es una de las razones por las que a finales de julio 2022 el Congreso estadounidense aprobó la asignación de nada menos que 280.000 millones de dólares al desarrollo científico y tecnológico del país.
No obstante, una parte importante de este dinero, unos 52.000 millones de dólares, está reservada específicamente a una partida que, como acabamos de ver, tiene una gran relevancia estratégica para el país liderado por Joe Biden: la industria de los circuitos integrados. No cabe duda de que es mucho dinero, pero si reparamos en el hecho de que poner a punto una planta de fabricación de chips de vanguardia cuesta entre 10.000 y 30.000 millones de dólares la cifra total que está entregando el Gobierno de EEUU en subvenciones no parece ya tan generosa.
La Secretaria de Comercio de EEUU anticipa la llegada del programa CHIPS Act 2
En junio de 2023 el Departamento de Comercio aceptó un paquete de solicitud de subvenciones de las empresas vinculadas a la industria de los chips por valor de 39.000 millones de dólares. Durante 2022 los fabricantes de circuitos integrados y dispositivos electrónicos estadounidenses anunciaron que invertirán conjuntamente un total de 166.000 millones de dólares a corto y medio plazo con el propósito de respaldar la estrategia del Gobierno. Pese a todo algunas compañías no están satisfechas con el dinero al que les permiten acceder las subvenciones.
Intel, TSMC, Samsung, Texas Instruments, GlobalFoundries o Micron son algunas de las empresas que están invirtiendo miles de millones de dólares en la puesta a punto de nuevas plantas de producción de circuitos integrados en suelo estadounidense. Y es razonable prever que algunas de ellas están presionando a la Administración para que apruebe la concesión de nuevas subvenciones que les ayuden a afrontar la inversión que requiere el desarrollo de su infraestructura de fabricación. Gina Raimondo, la Secretaria de Comercio de EEUU, ha confirmado hace apenas unas horas el que ya es un secreto a voces.
“Sospecho que será necesario que se produzca una inversión continuada en el tiempo si queremos ser los líderes de esta industria, sin que importe si ese plan se llama CHIPS 2 o de cualquier otra forma”, declaró Raimondo ayer durante su aparición virtual en el evento ‘IFS Direct Connect 2024’ que acaba de celebrar Intel. No cabe duda alguna de que es una declaración de intenciones en toda regla. En la delicada coyuntura actual el Gobierno estadounidense no puede permitirse que los fabricantes y diseñadores de chips, que contribuyen de una forma decisiva a la economía del país, se le echen encima. Por esta razón podemos estar razonablemente seguros de que un nuevo programa de subvenciones está al caer.
Juan Carlos López