El presidente de Estados Unidos intenta calmar la ansiedad de los demócratas tras el desastroso debate de la semana pasada.
La familia del presidente Biden lo está instando a permanecer en la contienda y seguir dando la batalla a pesar de la desastrosa actuación en el debate de la semana pasada, incluso cuando algunos miembros de su familia expresaron en privado su exasperación por la forma en la que fue preparado para el evento por su equipo, dijeron el domingo personas cercanas a la situación.
Biden viajó con su esposa, hijos y nietos a Camp David mientras intentaba buscar la forma de calmar la ansiedad de los demócratas. Aunque sus familiares son muy conscientes de su mala presentación frente al expresidente Donald Trump, argumentaron que todavía podría demostrar al país que es capaz de ejercer el cargo durante otros cuatro años.
Biden también ha estado solicitando ideas a sus asesores sobre cómo proceder, y su personal ha estado discutiendo si debería dar una conferencia de prensa o hacer entrevistas para defenderse y cambiar la narrativa, pero aún no se ha decidido nada. Su campaña programó para el lunes lo que podría ser una llamada crítica con su comité financiero nacional para controlar los nervios y medir la temperatura de la situación.
Una de las voces más firmes que le pidieron a Biden que resistiera la presión para abandonar la contienda fue su hijo Hunter Biden, en quien el presidente se ha apoyado durante mucho tiempo en busca de consejo, dijo una de las personas informadas sobre las discusiones, quien, como otros, habló bajo condición de anonimato para compartir las deliberaciones internas. Hunter Biden quiere que los estadounidenses vean la versión de su padre que él conoce —aguerrida y con dominio de los hechos—, en lugar del presidente envejecido y tambaleante que los estadounidenses vieron el jueves por la noche.
Otros integrantes de la familia intentaban averiguar cómo podían ser útiles. Al menos uno de los nietos del presidente ha expresado su interés en implicarse más en la campaña, quizá hablando con influentes de las redes sociales, según la persona informada.
Una de las personas informadas de la situación dijo que “toda la familia está unida” y añadió de manera rotunda que el presidente no se retiraba de la contienda electoral ni había hablado de hacerlo. “Se levanta y sigue luchando”, dijo la persona.
La molestia entre los demócratas se hizo evidente el domingo, cuando John Morgan, uno de los principales donantes demócratas, culpó públicamente a los asesores que gestionaron los preparativos del debate del presidente, citando por su nombre a Ron Klain, Anita Dunn y Bob Bauer.
“Biden se ha dejado engañar durante demasiado tiempo por el valor de Anita Dunn y su marido”, escribió Morgan en las redes sociales. “Tienen que irse… HOY. La estafa es flagrante. Fue una mala praxis política”.
Morgan explicó más en una entrevista posterior. “Sería como si tomaras a un boxeador profesional que fuera a tener un combate por el título y lo metieras en un sauna durante 15 horas y luego le dijeras: ‘Ve a pelear’”, dijo. “Creo que el debate recae únicamente en Ron Klain, Bob Bauer y Anita Dunn”.
También se decía que los miembros de la familia de Biden estaban centrados en el personal del presidente, incluida Dunn, asesora principal de la Casa Blanca, y su marido, Bauer, abogado personal del presidente, quien interpretó a Trump durante los ensayos del debate.
Se preguntaban por qué Klain, exjefe de gabinete de la Casa Blanca que dirigió los preparativos, permitía, desde su punto de vista, que se le sobrecargara de estadísticas, y estaban enfadados porque a Biden, quien llegó al debate en Atlanta con un bronceado veraniego, se le maquilló para que pareciera pálido y débil, dijo una de las personas, que ha estado en contacto con varios miembros de la familia.
Pero la persona dijo que el propio presidente no estaba entre quienes estaban disgustados y que seguía confiando en Klain, Dunn, Bauer y los demás. Otros demócratas dijeron que era injusto culpar al equipo de Biden de los fallos del presidente, rechazando lo que calificaron de típicas segundas intenciones y búsqueda de chivos expiatorios para desviar la culpa de Biden.
Un par de demócratas señalaron que ni los miembros de la familia ni otros críticos asistieron a las sesiones de preparación y, por tanto, no tenían ni idea de cómo habían sido. Un miembro del círculo de Biden dijo que nadie estaba contento con el resultado del debate y que era propio de la naturaleza humana buscar culpables.
Klain, Dunn y Bauer no hicieron comentarios sobre la preparación del debate, pero Klain dijo que era 100 por ciento seguro que el presidente seguiría en la contienda.
“Es la elección de los votantes demócratas”, dijo Klain. “Estamos viendo niveles récord de apoyo de los donantes de base. Tuvimos una mala noche de debate. Pero se ganan campañas luchando —no abandonando— ante la adversidad”.
Recordó un debate de las primarias de 2019 que fue mal, pero que no detuvo a Biden. “Es una campaña dura y reñida, y él es quien puede ganarla”, dijo Klain. “Los grandes donantes de dinero no llegan a dictar el candidato del Partido Demócrata”.
En los días transcurridos desde el debate, Biden ha reconocido privada y públicamente que no lo hizo bien, y ha estado llamando a asesores de confianza como Klain, Ted Kaufman, su viejo ayudante y amigo, y Jon Meacham, historiador y asesor informal, así como a donantes clave y figuras del partido.
Pero tres personas familiarizadas con las llamadas de Biden dijeron que se trataba más de sondear lo que la gente estaba diciendo, en lugar de buscar asesoramiento sobre la reevaluación de su futuro. Una de las personas en la lista de llamadas de Biden dijo que el presidente quería seguir haciendo campaña de manera intensa para resaltar un contraste con Trump, quien fue condenado por delitos graves y quien trató de anular las últimas elecciones e hizo numerosas declaraciones falsas durante el debate.
Los asesores de la campaña han estado llamando durante todo el fin de semana a los principales donantes molestos por la situación, con la esperanza de evitar una oleada de deserciones. La campaña programó una teleconferencia para el lunes a las 5:30 p. m. para que su comité financiero nacional escuche a Jen O’Malley Dillon, presidenta de la campaña. Muchas personas al interior han dicho que conservar la base de donantes será clave para que el presidente siga en la contienda.
Está previsto que Biden regrese a la Casa Blanca el lunes por la noche y tiene una agenda pública relativamente ligera para esta semana. El martes, tiene programado visitar un centro de operaciones de emergencia para hablar del clima extremo y encabezará una recaudación de fondos nocturna en McLean, Virginia. El miércoles celebrará una ceremonia de entrega de la Medalla de Honor y el jueves un asado del 4 de julio para miembros del servicio militar, antes de dirigirse a Delaware el viernes. Una reunión del gabinete prevista para el miércoles se canceló, según funcionarios, que dijeron que demasiados de sus integrantes viajaban el día anterior a la festividad.
Aunque la campaña ha rechazado enérgicamente la idea de que Biden se haga a un lado y ceda su lugar a otro candidato a pocas semanas de la votación nominal para formalizar su candidatura, muchos demócratas, incluidos algunos que trabajan para el presidente, dijeron que no creían que esa posibilidad estuviera cerrada todavía.
Pero Biden es un hombre con orgullo y afirmaron que creían que las probabilidades de que tratara de continuar seguían siendo de cuatro o cinco a 1. La única forma en que dijeron que podían imaginarlo ceder la candidatura era si se le podía permitir una salida digna en la que pudiera reclamar el crédito por derrocar a Trump en 2020, restaurar el país y servir de transición a la próxima generación.
Una nueva encuesta de CBS News encontró un fuerte sentimiento entre los votantes demócratas para que Biden, de 81 años, ceda el paso a un candidato más joven. El 45 por ciento de los demócratas dijeron que querían que un candidato diferente se enfrentara a Trump. Entre los votantes en general, solo el 27 por ciento cree que Biden tiene la salud mental y cognitiva para servir como presidente, por debajo del 35 por ciento antes del debate.
Los aliados demócratas acudieron a algunos programas para defender al presidente. “Si no se lamentaran un poco, no serían demócratas”, dijo el senador Raphael Warnock, de Georgia, en el programa Meet the Press de la NBC. Pero añadió: “Joe Biden ha demostrado, no en 90 minutos, sino en los últimos cuatro años, el carácter y el temple del hombre que es”.
El gobernador de Maryland, Wes Moore, reconoció que la edad de Biden preocupaba a los votantes. “El número 81 es importante”, dijo en el programa Face the Nation de la CBS. “Pero también lo es observar unas tasas de desempleo históricamente bajas. Y no creo que la gente deba perder eso de vista”.
Moore dijo que no se presentaría si Biden abandonaba la contienda. “Joe Biden no va a retirarse de esta carrera electoral, ni debería hacerlo”, dijo. “Ha sido un socio extraordinario”.
La expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi descartó la posibilidad de que el mandatario se retire. “Apoyo la candidatura Biden-Harris”, dijo a Jen Psaki, ex secretaria de prensa de Biden, en MSNBC. “No voy a abandonar a Joe Biden en este momento, por ninguna especulación”.
El “en este momento” de la declaración de Pelosi, sin embargo, no pasó desapercibido, y los demócratas seguían atentos de lo que harán sus principales líderes, y se preguntaban si podrían conversar en privado con el presidente a pesar de sus comentarios públicos de apoyo. El portavoz de Pelosi dijo más tarde que “confía plenamente” en Biden y que “cualquier idea distinta no se basa en hechos”.
Sin embargo, el representante Jamie Raskin, demócrata por Maryland, reconoció que el destino del presidente era incierto. “Se están produciendo conversaciones muy francas, serias y rigurosas a todos los niveles en nuestro partido”, dijo en MSNBC, y añadió que el partido estaría unificado “tanto si él es el candidato como si lo es otra persona”.
Si se produjera alguna discusión importante sobre el futuro del presidente con la familia, dijeron dos confidentes de Biden, no tendría lugar en Camp David, donde demasiada gente ajena a la familia podría escuchar.
La familia ya había planeado antes del debate pasar el fin de semana en Camp David, en parte para participar en una sesión de fotos con la experimentada fotógrafa de famosos Annie Leibovitz. Era la primera vez que toda la familia se reunía en un mismo lugar desde que Hunter Biden fue condenado por cargos federales de posesión de armas de fuego; aún se enfrenta a la sentencia y a otro juicio por cargos fiscales.
Un alto funcionario del gobierno que no estaba autorizado para detallar las conversaciones internas dijo que había un debate en curso sobre la forma en que el presidente debería continuar, no sobre su retiro, sino sobre la mejor manera de argumentar que no debería hacerlo.
La versión de Biden que ha surgido en los mítines y en las recaudaciones de fondos desde Atlanta está más en línea con la persona que describen sus ayudantes: alguien enérgico, enfático y dispuesto a seguir luchando hasta noviembre.
Sin embargo, a algunos asistentes no les gustó verlo utilizar un teleprónter en los actos de recaudación de fondos, una práctica impulsada por los ayudantes que buscan un enfoque más disciplinado del presidente, incluso en entornos informales. Un asesor dijo que en los últimos meses Biden había sido “asustado” para que no adoptara un acercamiento más informal.
nytimes.com