jueves 21 de noviembre de 2024 10:56 am
Eddy Tolentino

Funcionarios de la agencia espacial de EEUU admitieron que los problemas podrían ser más graves de lo que se pensaba y que es posible que los astronautas vuelvan en una cápsula de Space X.

Durante semanas, la NASA le ha restado importancia a los problemas que ha experimentado la Starliner, una nave espacial de Boeing que en junio llevó a dos astronautas a la Estación Espacial Internacional.

Pero el miércoles, funcionarios de la NASA admitieron que los problemas podrían ser más graves de lo que se pensaba y que, después de todo, es posible que los astronautas no regresen en la nave de Boeing. La agencia está estudiando una opción alternativa para que los astronautas, Suni Wiliams y Butch Wilmore, puedan regresar a la Tierra en una nave espacial construida por SpaceX, empresa competidora de Boeing.

La estancia de los astronautas en órbita, que iba a ser de solo ocho días, podría prolongarse hasta el año que viene. “Podríamos tomar cualquiera de las dos opciones”, dijo Ken Bowersox, administrador asociado de la NASA para la dirección de misiones de operaciones espaciales, durante una conferencia de prensa el miércoles. “Y la gente razonable podría elegir cualquiera de esas opciones”.

Las declaraciones empeoran los problemas y situaciones embarazosas de Boeing, un gigante aeroespacial que tiene contratos por valor de miles de millones de dólares con el gobierno federal estadounidense y construye aviones comerciales que vuelan por todo el mundo.

Además de los problemas a los que se enfrentó la división de aviación civil de la compañía después de que parte del fuselaje de un 737 estallara durante un vuelo en enero, Boeing anunció el 1 de agosto que iba a cancelar 125 millones de dólares de costos no planificados del programa Starliner, que se sumaban a los 1500 millones de dólares de cancelaciones previas.

Funcionarios de la NASA y de Boeing habían dicho que los tripulantes que despegaron con la Starliner en su primer vuelo de prueba tripulado no estaban varados en el espacio. Williams y Wilmore han pasado dos meses a bordo del puesto orbital, mientras los ingenieros siguen analizando los datos sobre el funcionamiento defectuoso de varios de los propulsores de la Starliner cuando se acercaba para acoplarse, así como varias fugas de helio.

La NASA suele enviar un contingente de cuatro astronautas a la estación espacial cada seis meses para sustituir a una tripulación anterior de astronautas que luego regresan a la Tierra.

Según el plan de contingencia, la próxima cápsula Crew Dragon de SpaceX viajaría a la estación espacial con solo dos astronautas en vez de cuatro. Williams y Wilmore se unirían entonces como miembros de pleno derecho de la tripulación de la estación espacial para una estancia de medio año y regresarían en la Crew Dragon en el próximo mes de febrero.

“En las últimas semanas, hemos decidido asegurarnos de que tenemos esa capacidad, ya que nuestra comunidad se sentía cada vez más incómoda”, dijo Steve Stich, gerente del programa de tripulación comercial de la NASA.Stich dijo que no se había tomado ninguna decisión, pero eso tendría que resolverse a mediados de este mes.

El lanzamiento de Crew Dragon se ha retrasado hasta mínimo el 24 de septiembre para darles más tiempo a los responsables de la NASA para pensar qué hacer con la Starliner. El lanzamiento estaba previsto para el 18 de agosto.

El miércoles, un portavoz de Boeing dijo en un comunicado: “Seguimos creyendo en la capacidad de la Starliner y en su lógica de vuelo. Si la NASA decide cambiar la misión, tomaremos las medidas necesarias para configurar la Starliner para un regreso sin tripulación”.

En conferencias de prensa previas, Stich y Mark Nappi, quien dirige el programa Starliner en Boeing, describieron los retrasos como prudencia con los protocolos de ingeniería. Stich también le restó importancia a la posibilidad de que los astronautas no regresaran en la Starliner. El 10 de julio, en respuesta a una pregunta sobre si la NASA estaba considerando el uso de Crew Dragon como reserva, Stich dijo: “Ciertamente hemos retomado algunas de esas alternativas para considerarlas en relación con la Starliner, solo para estar preparados”.

Sin embargo, añadió que la Starliner seguía siendo la “opción principal”.En un segundo plano, la NASA ya había empezado a trabajar en un plan de contingencia. “Empezamos a principios de julio, haciendo algunos planes iniciales con SpaceX para algunas de estas contingencias”, dijo Stich el miércoles. “Luego, a medida que nos acercamos y con un poco más de datos, empezamos a agregarle más cosas”.

Un punto de inflexión fue la prueba en tierra de un propulsor similar en las instalaciones de pruebas de la NASA en White Sands, Nuevo México.El propulsor mostró una notable degradación tras las pruebas. “Fue una sorpresa para nosotros”, dijo Stich. “Y diría que eso elevó el nivel de incomodidad”. Al parecer, la acumulación de calor hizo que las juntas de teflón del propulsor se abombaran y restringieran el flujo de propulsante.

Otra prueba que consistió en disparar brevemente los propulsores de la Starliner en órbita transcurrió sin problemas. De hecho, incluso los propulsores que habían perdido un empuje significativo funcionaron casi con normalidad.

Sin embargo, esto dejó perplejos a los ingenieros, que no entendían cómo las juntas de teflón podían volver a su forma original, lo que hizo que se preguntaran si habían pasado por alto otro problema con los propulsores defectuosos.”No podemos demostrar con total certeza que lo que vemos en órbita es exactamente lo que se ha reproducido en tierra”, dijo Stich. “En realidad, queremos entender la física de lo que está pasando”. Eso impulsó a la NASA a trabajar con mayor diligencia en el plan de contingencia.

Eso incluye la identificación de trajes espaciales Crew Dragon que se ajusten a Williams y a Wilmore y hacer los preparativos para que esa nave pueda lanzarse con menos pasajeros (los asientos vacíos llevarían lastre para sustituir el peso de los astronautas). Stich se negó a decir cuáles eran los dos astronautas programados para volar en esa misión, conocida como Crew-9, que perderían su viaje a la órbita.

Si la NASA decide seguir adelante con el plan alternativo, la Starliner regresaría a la Tierra a principios de septiembre, pero sin nadie a bordo. Esto dejaría libre un puerto de acoplamiento en la estación espacial para los astronautas de Crew Dragon. Entonces, una Crew Dragon actualmente acoplada a la estación espacial regresaría con cuatro astronautas para poner fin a su estancia en la estación espacial.

Con el retraso de la próxima misión a la estación espacial, los próximos en ponerse en órbita podrían ser cuatro astronautas privados liderados por el empresario Jared Isaacman, no antes del 26 de agosto. Su misión, bautizada como Polaris Dawn, llevará a Isaacman y a una tripulación a una órbita de 1400 kilómetros sobre la superficie, lo más lejos que nadie ha estado de la Tierra desde hace más de cinco décadas cuando se realizaron las misiones lunares Apolo de la NASA. Dos miembros de la tripulación también podrían intentar el primer paseo espacial comercial.

La Starliner no es la única nave espacial que ha tenido problemas en su ruta hacia la estación espacial este verano. Cygnus, una nave de carga de Northrop Grumman, despegó el domingo. Sin embargo, el encendido de los motores para ponerla en trayectoria hacia la estación espacial fue cancelado debido a la baja presión en el sistema de propulsión. Tras analizar las lecturas, los ingenieros de Northrop Grumman concluyeron que la presión era adecuada y reprogramaron el encendido de los motores. Cygnus llegó a la estación espacial a primera hora del martes, a la hora prevista inicialmente.

©The New York Times

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