Eddy Tolentino

NASA presenta dos estrategias para traer muestras de Marte a la Tierra

La NASA ha revelado dos nuevas propuestas para lograr el retorno de muestras de Marte a la Tierra en la década de 2030. Estas estrategias surgen como alternativas al programa original diseñado en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA), cuyo elevado costo y complejidad lo hicieron inviable. Según un informe de una junta de revisión independiente, el costo proyectado del plan inicial podría alcanzar los 11,000 millones de dólares, con una fecha estimada de retorno que pasó de 2031 a 2040. Para la NASA, este retraso es “simplemente inaceptable”, según declaró Bill Nelson, administrador de la agencia.

Nuevas opciones para una misión histórica

La NASA tomará una decisión sobre cuál estrategia seguir en la segunda mitad de 2026. Ambas propuestas buscan simplificar el proceso, reducir costos y acortar los tiempos. Estas opciones permitirían devolver las muestras a la Tierra en 2035 o 2039, con costos estimados entre 5,500 y 7,700 millones de dólares, cifras significativamente inferiores al presupuesto original.

El rover Perseverance, que aterrizó en Marte en febrero de 2021, ya ha recolectado varias muestras de rocas y polvo en el cráter Jezero, un antiguo lago con un delta fluvial. Los científicos esperan que estas muestras permitan responder a una de las grandes preguntas de la humanidad: si alguna vez existió vida en el planeta rojo. Sin embargo, el proceso para traerlas a la Tierra es extremadamente complejo, involucrando múltiples naves espaciales y tecnologías avanzadas.

Las propuestas: Innovación y tecnología probada

La primera opción se basa en la tecnología de la grúa celeste, empleada exitosamente en las misiones de los rovers Curiosity y Perseverance. Este método utiliza un escudo térmico, paracaídas y retrocohetes para frenar el descenso, seguido de un sistema de cables para depositar con precisión el rover en la superficie marciana. Esta técnica ya ha demostrado ser efectiva para aterrizajes seguros en Marte, un planeta cuya atmósfera es demasiado fina para confiar exclusivamente en paracaídas pero lo suficientemente densa como para requerir escudos térmicos.

La segunda opción explora colaboraciones con el sector privado. Aquí se consideran diseños de módulos de carga pesada desarrollados por empresas como SpaceX y Blue Origin, capaces de realizar aterrizajes en Marte y manejar cargas más grandes. Este enfoque permitiría aprovechar nuevas capacidades tecnológicas y comerciales para optimizar la misión.

Un esfuerzo internacional y competitivo

El interés en el retorno de muestras de Marte no es exclusivo de la NASA. China, a través de su misión Tianwen-3, planea recolectar y traer muestras marcianas para 2031. Este cronograma coloca a China como un fuerte competidor en esta carrera científica y tecnológica. Bill Nelson subrayó que la misión estadounidense se distingue por su enfoque exhaustivo, recolectando múltiples muestras de distintas capas geológicas que podrían ofrecer una narrativa completa sobre la historia del planeta.

¿Por qué importa esta misión?

Traer muestras de Marte podría transformar nuestra comprensión de la evolución del planeta, del sistema solar y de la posibilidad de vida extraterrestre. Las rocas marcianas podrían revelar si Marte albergó vida hace millones de años, cuando el agua líquida cubría su superficie.

“El análisis de estas muestras podría darnos una historia detallada de Marte, mostrando cómo era hace millones de años y si las condiciones del antiguo lago en el cráter Jezero permitieron la existencia de vida”, explicó Nelson.

Desafíos y próximos pasos

La NASA probará la viabilidad de ambas estrategias en su Laboratorio de Propulsión a Chorro en Pasadena, California. Al mismo tiempo, la agencia busca garantizar que la próxima administración de Estados Unidos continúe financiando y priorizando esta misión.

El retorno de muestras de Marte no solo representa un avance científico monumental, sino también una declaración de liderazgo en exploración espacial frente a la competencia internacional. El camino hacia esta misión histórica será arduo, pero su éxito podría redefinir nuestra comprensión del universo y de nuestro lugar en él.

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