El fenómeno del subway surfing en Nueva York, una actividad extremadamente peligrosa que involucra a jóvenes intentando “surfear” en el techo de los vagones de tren en movimiento, sigue cobrando víctimas. La última afectada es una adolescente de unos dieciocho años que la semana pasada perdió un brazo y una pierna al intentar subir a un tren en marcha en Harlem, en la estación de West 135th Street-Lenox Avenue. Con su vida aún en riesgo, esta joven se une a la lista de víctimas que ya ha dejado seis muertos solo en el transcurso de este año, la mayoría adolescentes de entre 11 y 15 años.
El subway surfing, que se popularizó principalmente en Nueva York debido a la amplitud de su sistema de metro, implica un intento de caminar sobre los vagones en movimiento, una hazaña peligrosa que algunos jóvenes realizan en busca de fama en redes sociales. La adrenalina y el deseo de aceptación entre sus pares llevan a estos adolescentes a desafiar el peligro, sin medir las consecuencias.
Adolfo Sorzano, un niño de 13 años que murió el pasado 23 de octubre mientras realizaba subway surfing en Queens, fue otro de los trágicos casos. Su padre, devastado, hizo un llamado urgente a otros jóvenes para que piensen en los riesgos y no se dejen llevar por la presión de retos en redes sociales. Solo unos días después, Krystel Romero, de la misma edad, también perdió la vida al intentar surfear en un vagón en Flushing Avenue, en el mismo distrito.
Las autoridades de Nueva York están tratando de combatir esta peligrosa tendencia. El alcalde Eric Adams lanzó una campaña de concientización con el lema “Hacer surfing en el metro mata. Viaja dentro, sigue vivo”, y ha pedido a todos los ciudadanos y a las plataformas de redes sociales que colaboren en la eliminación de contenidos que fomenten este comportamiento. Sin embargo, el desafío de combatir una tendencia que ha cobrado fuerza en redes sociales sigue siendo inmenso.
La Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) reporta que la cantidad de jóvenes que practican subway surfing se ha cuadruplicado desde 2021, pasando de 206 casos a 984 este año. En respuesta, la MTA ha solicitado a las redes sociales eliminar cualquier publicación que aliente esta actividad. Las detenciones también han aumentado: este año se han registrado 240 arrestos relacionados con esta práctica, en comparación con los 193 de 2023. La policía ha comenzado a usar drones para vigilar las áreas más conflictivas y ha intensificado los esfuerzos para evitar que esta tendencia continúe cobrando vidas.
Este comportamiento de alto riesgo ha llevado a padres, educadores y legisladores a demandar medidas más enérgicas contra las redes sociales que, según ellos, permiten la proliferación de estos retos peligrosos. TikTok, bajo presión, eliminó el hashtag #subwaysurfers y bloqueó el contenido relacionado, aunque algunos videos aún circulan, especialmente en el contexto del videojuego Subway Surfers, donde personajes ficticios realizan maniobras similares. Además, recientemente, un grupo de abogados presentó una demanda contra TikTok, alegando que la plataforma contribuye a la compulsión y efectos nocivos en la salud mental de jóvenes vulnerables al incentivar estos desafíos.
Aunque plataformas como TikTok y Reddit han tomado medidas, el alcance y el fácil acceso a la información sobre el subway surfing son preocupantes. En Reddit, algunos usuarios llegan a defender esta actividad como una “forma de expresión personal”. Ante esta situación, el departamento de educación de Nueva York ha comenzado a distribuir material de concientización en las escuelas más cercanas a las líneas de tren donde más se han registrado estos incidentes, esperando así disuadir a más jóvenes de arriesgar sus vidas en busca de un momento de fama virtual.
La necesidad de frenar esta tendencia sigue siendo urgente, y las autoridades están desplegando todos los recursos a su disposición para educar y advertir a los jóvenes. Sin embargo, la colaboración de las plataformas digitales y la supervisión familiar son vitales para detener una práctica que, lejos de ser una aventura, ha destrozado familias y se ha cobrado demasiadas vidas jóvenes en Nueva York.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com