La NASA enfrenta el desafío de restaurar la comunicación con la Voyager 1: ¿Qué está en juego para la sonda más lejana?
Tras 47 años de viaje ininterrumpido, la legendaria sonda espacial Voyager 1, lanzada el 5 de septiembre de 1977, ha dejado de responder a la NASA, lo cual representa un desafío inesperado en la historia de la exploración espacial. A una distancia de 24.700 millones de kilómetros de la Tierra, la Voyager 1 continúa su travesía en el espacio interestelar, pero desde hace una semana, los intentos de comunicación han fallado. Las antenas de seguimiento ubicadas en Madrid, Canberra y California, que forman parte de la Red de Espacio Profundo de la NASA, no han podido captar ninguna señal reciente, generando preocupación y una carrera contra el tiempo para restablecer el contacto.
Los primeros pasos para restaurar la señal
El equipo de la NASA en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) en Pasadena, California, ha redoblado esfuerzos y reprogramado recursos para lograr el reencuentro con la Voyager 1. La antena de 70 metros en Canberra ha sido asignada en prioridad a esta misión, enviando señales de alta potencia en un intento de captar alguna respuesta de la sonda. Esta estación de seguimiento también ha reducido el tiempo dedicado a otras misiones en curso para maximizar las posibilidades de reconectar con la nave.
Problemas técnicos previos: señales de advertencia
La Voyager 1 ha enfrentado múltiples desafíos técnicos en los últimos años. Entre noviembre de 2023 y mayo de 2024, un fallo en un chip de memoria desgastado interrumpió temporalmente la transmisión de datos científicos. Sin embargo, los ingenieros de la NASA lograron resolver el problema reprogramando otras áreas de la memoria. Además, los motores de la sonda, cruciales para mantener la orientación de la antena hacia la Tierra, comenzaron a fallar, requiriendo la reactivación de propulsores auxiliares.
Posibles causas y un futuro incierto
La desconexión ha generado varias hipótesis en la NASA. Si los propulsores de la nave han dejado de funcionar, es posible que la antena ya no esté correctamente orientada hacia la Tierra, lo que impediría la recepción de cualquier señal. Otra posibilidad es que el problema esté relacionado con el fallo de algún instrumento, lo cual podría permitir que la nave aún sea operativa si se logra reconectar. Aunque el generador de la Voyager 1 todavía tiene suficiente energía para continuar operando hasta aproximadamente el año 2030, la pérdida de contacto podría anticipar el final de la misión.
La trascendencia de la misión Voyager
Las sondas Voyager 1 y 2 han proporcionado datos y descubrimientos inéditos desde los confines del sistema solar. En su viaje, la Voyager 1 ha transmitido imágenes icónicas, como el “Pálido Punto Azul” de la Tierra, y ha contribuido a una comprensión profunda de los límites del sistema solar. Su última tarea científica se encuentra en el espacio interestelar, midiendo partículas energéticas y explorando fenómenos desconocidos.
Un mensaje a ciegas y el próximo intento de la NASA
La NASA ha enviado comandos a ciegas a la Voyager 1, basándose en los datos más recientes recibidos, en un esfuerzo por reconectar y obtener más información sobre su estado. Este proceso implica una espera prolongada, dado que la distancia extrema significa que cada transmisión tarda más de 22 horas en llegar a la sonda y otros 22 en regresar. Si este intento de comunicación no tiene éxito, podría marcar el cierre de una de las misiones más duraderas y significativas en la exploración del espacio profundo.
Esta situación ha captado la atención mundial, pues representa el posible final de una misión que ha expandido los límites del conocimiento humano, explorando lo desconocido durante casi cinco décadas. La comunidad científica y el público en general esperan con ansias el resultado de los esfuerzos de la NASA, en una carrera contra el tiempo y las inmensas distancias para recuperar la señal de esta emblemática sonda.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com