Las producciones basadas en casos reales se convirtieron en un gran éxito entre los espectadores del gigante de streaming; se posicionó entre lo más visto de la plataforma.
Las producciones acerca de investigaciones y crímenes reales se volvieron un completo éxito en Netflix. Desde la ficción a la fidelidad a la realidad, las docuseries inundaron el catálogo del gigante de streaming y cautivaron a los espectadores, con miniseries como Pesadilla de un secuestro en California o Las últimas horas de Mario Biondo. Este miércoles, aterrizó una historia de cinco episodios que se posicionó rápidamente en el top 10 de la N roja.
Se trató de Homicide: New York, una docuserie de cinco episodios de menos de una hora cada uno que retrató la investigación y la resolución, en ciertos casos, de algunos de los crímenes más notables sucedidos en la historia de la ciudad estadounidense en los últimos años.
La producción fue creada por Dick Wolf, quien también estuvo detrás de la mítica serie de Ley y Orden (1990). La docuserie aterrizó en Netflix este 20 de marzo y ya se posicionó entre las más vistas de la Argentina. En su contenido, retrató cinco crímenes de la ciudad que inquietaron a las autoridades durante la investigación y contó con las voces de detectives, fiscales y miembros del Departamento de Policía de Nueva York.
Todo se centra principalmente en la isla de Manhattan, donde las autoridades investigan los asesinatos más difíciles de su carrera. Los episodios se titulan La matanza de Carnegie Deli, El crimen de Central Park (cuando hallaron un cadáver en el lago y la investigación implicó a dos sospechosos), Desaparición en Wall Street (cuando una apreciada trabajadora de limpieza desaparece sin dejar rastro), El asesino del centro de Manhattan (murió un empresario tras recibir varias puñaladas) y El asesino en serie de East Harlem.
La matanza de Carnegie Deli
El título del primer episodio reveló que la docuserie comenzará con el asesinato de Jennifer Stahl, una aspirante a actriz y música de 39 años, quien vivía en un departamento sobre un reconocido restaurante, en Manhattan. La joven vendía marihuana para poder afrontar sus gastos mientras estudiaba y cuidaba mucho sus contactos de clientes.
El 10 de mayo de 2001, Stahl se encontraba con dos amigos en su departamento, cuando dos hombres encapuchados ingresaron y se llevaron a la joven a su estudio de grabación. Posteriormente, le dispararon en la cabeza y murió. En tanto, ataron a sus dos acompañantes con cinta adhesiva y los dispararon.
Los principales sospechosos fueron Sean Salley y Andre Smith, quienes ya contaban con antecedentes penales de robo y posesión de armas de fuego. En su declaración, el segundo aseguraría que fue cómplice del robo planeado por Salley, cuya intención giró en torno a quedarse con la marihuana y el dinero que poseía la joven.
Luego de una cooperación con “Los más buscados de Estados Unidos”, Salley fue detenido en un refugio para personas en situación de calle y una prueba de ADN lo vinculó con los restos hallados en la cinta adhesiva con la que ataron a las víctimas. Ambos fueron declarados culpables de asesinato.
LA NACION