La Unión Europea ha dado un paso importante al implementar aranceles adicionales a los vehículos eléctricos provenientes de China, una medida destinada a proteger la industria automotriz local frente a lo que considera competencia desleal por parte de fabricantes chinos subsidiados por el gobierno. Aunque la Comisión Europea evita llamarlos “aranceles” y los denomina “derechos compensatorios,” estos nuevos gravámenes buscan equilibrar las condiciones comerciales, afectando de forma variable a cada fabricante chino según el nivel de apoyo estatal que reciba. Estos aranceles se suman al 10% ya aplicado previamente, lo que representa un cambio significativo en las relaciones comerciales con China.
Entre los fabricantes afectados se encuentra Tesla, cuyo modelo producido en su gigafactoría en Shanghái se enfrenta a uno de los aranceles más bajos, pero el gigante asiático ha comenzado a responder de forma contundente. Con un control casi total sobre el suministro mundial de tierras raras —un componente esencial en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos— China posee una ventaja estratégica crucial. Las tierras raras, aunque presentes en otras partes del mundo, son difíciles de extraer y refinar, un proceso ambientalmente costoso. Sin embargo, China se consolidó como el principal proveedor global, y podría amenazar con limitar el acceso a estos materiales, un movimiento que ya utilizó previamente contra Estados Unidos en el marco de la guerra comercial.
Además de las tierras raras, China está explorando otras estrategias para evitar estos nuevos aranceles europeos. Una táctica ha sido inundar el mercado europeo con vehículos eléctricos justo antes de que entraran en vigor los aranceles, lo que ha contribuido a una rápida expansión de marcas chinas en Europa. A su vez, empresas como MG y BYD han comenzado a establecer plantas de ensamblaje en países fuera de la jurisdicción de la Unión Europea, con el objetivo de esquivar los gravámenes a través de kits de ensamblaje parcial que puedan ser ensamblados en suelo europeo o norteamericano, evitando así el costo adicional de importar vehículos completamente terminados desde China. Sin embargo, la Unión Europea ya advirtió que este tipo de tácticas no serían aceptadas como solución para eludir los aranceles.
Mientras tanto, el gobierno chino ha dado otro paso, anunciando una investigación sobre las importaciones de carne de cerdo europea, lo que afectará a varios países, entre ellos España e Italia, principales exportadores. Esta medida puede entenderse como un intento de presionar a la Unión Europea mediante sectores críticos para sus economías.
Las repercusiones no solo afectarán a China, sino también a fabricantes europeos como Volkswagen y Renault. Ambos están inmersos en la búsqueda de producir vehículos eléctricos de bajo costo y han reconocido que estos nuevos aranceles podrían encarecer el proceso de fabricación, haciéndolo menos competitivo frente a los productos chinos. Volkswagen, en particular, está negociando con socios estratégicos para alcanzar el objetivo de fabricar vehículos eléctricos por menos de 20.000 euros, pero este esfuerzo podría complicarse con los aranceles.
La respuesta a largo plazo de Europa también se encuentra limitada. Si bien la región ha mostrado interés en reducir su dependencia de China mediante la construcción de plantas de baterías, los problemas ambientales y los altos costos de producción hacen que sea difícil implementar esta solución de inmediato. Europa se encuentra en una encrucijada, ya que las restricciones ambientales y los costos de desarrollo en la región ralentizan el establecimiento de una industria de baterías autosuficiente en comparación con el liderazgo de China.
En resumen, Europa y China se encuentran en una disputa comercial que podría escalar aún más en los próximos meses. Aunque la Unión Europea busca proteger su industria automotriz, el costo de estos aranceles podría repercutir en el usuario final, aumentando los precios de los vehículos eléctricos y obstaculizando el crecimiento del sector en el continente. Al mismo tiempo, la influencia de China en el mercado de tierras raras le otorga una ventaja clave, lo que plantea un desafío estratégico para la industria automotriz europea que pretende establecerse como líder en el sector de los vehículos eléctricos a largo plazo.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com