martes 3 de diciembre de 2024 1:05 pm
Eddy Tolentino

Salmos 37:4:

“Deléitate en el Señor, y Él te concederá los deseos de tu corazón.”

Este versículo nos invita a colocar nuestra alegría y satisfacción en Dios. Cuando hacemos de Él nuestra prioridad, nuestros deseos comienzan a alinearse con Su voluntad. Este alineamiento no solo transforma nuestros anhelos, sino que también asegura que nuestros sueños sean para el bien de nuestras vidas y de los demás.

El término “deleitarse” implica una relación cercana y placentera con Dios, una búsqueda activa de Su presencia y guía. No se trata de enfocarnos únicamente en lo que queremos, sino en reconocer que en Su plan perfecto se encuentra el verdadero propósito y felicidad para nuestra vida.

Además, este pasaje nos enseña sobre la confianza en Su tiempo. Aunque nuestras oraciones puedan no ser respondidas inmediatamente, el Señor trabaja en nuestras vidas de manera constante. Su respuesta, cuando llega, no solo cumple nuestras expectativas, sino que las supera, dándonos mucho más de lo que podríamos imaginar.

Reflexionemos sobre cómo podemos deleitarnos en Él: a través de la oración, la lectura de Su palabra y el servicio a los demás. Al hacer esto, nos acercamos más a Su corazón y descubrimos una paz que trasciende las circunstancias terrenales.

Aplicación práctica:

Hoy, toma un momento para analizar cuáles son los deseos de tu corazón. ¿Están en armonía con los principios de Dios? Pídele que guíe tus pasos y transforma tus anhelos según Su propósito. Recuerda que cuando nuestras metas se centran en Él, su cumplimiento trae una felicidad verdadera y duradera.

Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com.

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