sábado 21 de diciembre de 2024 5:09 am
Eddy Tolentino

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.”

Mateo 11:28-30

Este pasaje es una invitación directa de Jesús, que habla con ternura a aquellos que sienten el peso de las dificultades y las preocupaciones de la vida. Él nos llama a venir a Él, no solo como un refugio temporal, sino como la fuente definitiva de descanso y paz interior.

La frase “todos los que estáis trabajados y cargados” refleja la realidad de una humanidad que enfrenta cargas emocionales, espirituales y físicas. En este llamado no hay exclusiones: está dirigido a todos los que buscan alivio y propósito, sin importar su trasfondo o situación. Jesús no solo ofrece consuelo; promete un descanso profundo y duradero que trasciende lo que el mundo puede dar.

La segunda parte del pasaje nos invita a llevar su yugo y aprender de Él. En los tiempos bíblicos, un yugo era un instrumento colocado sobre animales para guiarlos y trabajar en equipo. Al pedirnos que llevemos su yugo, Jesús nos está llamando a una relación de cercanía con Él, donde no cargamos nuestras penas solos. Este yugo, sin embargo, no es pesado ni opresivo, porque está diseñado para ajustarse perfectamente a nuestras necesidades y capacidades.

El aprendizaje que Jesús ofrece es un camino hacia la mansedumbre y la humildad, virtudes que nos liberan de las luchas internas de orgullo, ansiedad y autocomplacencia. A través de su ejemplo, comprendemos que la verdadera fortaleza no reside en resistir por nuestra cuenta, sino en depender de su gracia y dirección.

El descanso que Jesús promete no es meramente físico; es un descanso para el alma, un alivio de las cargas invisibles como el miedo, la culpa y la inseguridad. Este descanso no implica una ausencia de desafíos, sino la certeza de que caminamos junto a Aquel que ya ha vencido al mundo y tiene control sobre cada situación que enfrentamos.

Si hoy sientes que las cargas son demasiadas, escucha estas palabras como un recordatorio de que no estás solo. Jesús te invita a acercarte a Él con confianza, a compartir tus preocupaciones y a descansar en su amor incondicional. Permite que su yugo alivie tu carga, mientras Él te guía hacia un propósito más elevado y una paz incomparable.

Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com.

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