viernes 22 de noviembre de 2024 11:03 pm
Eddy Tolentino

Tory Bruno tomó las riendas de United Launch Alliance para hacer frente a la competencia de SpaceX. Sus logros han sido impresionantes, pero aun así insuficientes.

En diciembre de 2006, nadie imaginaba lo que llegaría a ser SpaceX. Por entonces, la pequeña startup fundada por un excéntrico millonario había fracasado en su primer intento de lanzar el cohete Falcon 1. Las dos empresas aeroespaciales más grandes de Estados Unidos, Boeing y Lockheed Martin, se sentían más amenazadas por los cohetes extranjeros, como el Soyuz ruso y el Ariane europeo.

Fue por eso que Boeing y Lockheed firmaron un acuerdo estratégico para crear una empresa conjunta llamada United Launch Alliance (ULA). La fusión combinaba décadas de experiencia en la fabricación y el lanzamiento de cohetes. Ninguna otra empresa iba a poder hacerle frente. O eso creyeron.

Dos viejas glorias y un cohete que aterriza

El Delta IV de Boeing y el Atlas V de Lockheed Martin siguieron lanzándose bajo el paraguas de ULA, pero como una misma familia de cohetes. ULA se hizo conocida por su fiabilidad y logró rápidamente su objetivo: convertirse en el principal contratista del gobierno de Estados Unidos para lanzar misiones espaciales. El Departamento de Defensa, la NASA y otras agencias gubernamentales pagaban hasta 400 millones de dólares por volar a bordo de un Delta IV Heavy.

Mientras tanto, SpaceX logró que el Falcon 1 volara con éxito al cuarto intento, justo cuando Elon Musk se había quedado sin dinero para seguir financiando la empresa. SpaceX se centró entonces en el desarrollo del Falcon 9, un cohete mucho más grande con capacidad para transportar cargas significativamente más pesadas. En junio de 2010, el Falcon 9 lanzó con éxito su primera carga: una maqueta de la nave espacial Dragon, que fue financiada por la NASA.

Cinco años más tarde, SpaceX había demostrado con creces la fiabilidad de sus cohetes, pero le quedaba el golpe de gracia que cambiaría para siempre la industria aeroespacial. Un propulsor Falcon 9 lanzó 11 satélites a la órbita terrestre, volvió del espacio y aterrizó en vertical sobre sus patas. Desde entonces, SpaceX ha realizado 260 aterrizajes exitosos. El Falcon 9 que más veces se ha reutilizado completó 19 misiones en total, incluido el primer vuelo tripulado con astronautas de la NASA. Los lanzamientos de SpaceX ya eran más baratos que los de ULA, pero la reutilización le permitió ofrecer precios de derribo.

ULA elige a Tory Bruno para frenar a SpaceX

En agosto de 2014, ULA ya sentía la creciente competencia de SpaceX, así que decidió dar un golpe de timón. Tory Bruno, una leyenda de Lockheed Martin, se incorporó a la compañía como nuevo CEO y presidente. El ingeniero asumió una tarea titánica: transformar un mastodonte que había nacido de la fusión de dos viejas glorias en una empresa más innovadora y adaptable a los cambios del sector. Dicho de otra forma: una empresa mejoe preparada para hacer frente a SpaceX.

Bruno enfocó su liderazgo en mejorar la eficiencia y reducir los costes de la compañía. Para ello se centró en el desarrollo del cohete de nueva generación Vulcan Centaur. El vehículo de dos etapas tiene un propulsor de metano y oxígeno líquido que utiliza los motores reutilizables BE-4 de Blue Origin. Además, se puede configurar con aceleradores laterales para lanzar cargas más pesadas, por lo que está previsto para sustituir tanto al Delta IV Heavy como al Atlas V, a los que les quedan uno y 17 vuelos, respectivamente.

La transición de ULA al Vulcan Centaur no ha estado exenta de problemas. Blue Origin tardó más de lo previsto en entregar los primeros motores y una etapa Centaur (la parte superior del cohete) implosionó durante unas pruebas en tierra. Pero ahora, después de años de retrasos, el cohete por fin está ahora listo para su vuelo inaugural. Programado para el 8 de enero, el primer Vulcan lanzará a la Luna la nave Peregrine de Astrobotic y el ADN de los actores fallecidos de Star Trek. Si este lanzamiento sale bien, un segundo Vulcan lanzará en abril el avión espacial Dream Chaser. Si este segundo lanzamiento también sale bien, la Fuerza Aérea de Estados Unidos confiará en el Vulcan Centaur para su primera misión de Seguridad Nacional. La primera de muchas.

El Vulcan Centaur iguala el precio del Falcon 9

El mes pasado, la Fuerza Espacial de Estados Unidos repartió 21 contratos de lanzamiento valorados en 2.500 millones de dólares. SpaceX consiguió 10 lanzamientos por 1.200 millones. ULA se llevó 11 lanzamientos por 1.300 millones.

Lo más sorprendente no es el espaldarazo al Vulcan Centaur, sino el precio de sus lanzamientos. 1.300 millones de dólares entre 11 vuelos son 118 millones de dólares por vuelo, dos millones menos de lo que se ha llevado SpaceX. La comparación tiene un poco de trampa, ya que los 10 lanzamientos de SpaceX incluyen tres Falcon Heavy, que son más potentes y caros que el Falcon 9, pero aun así es sorprendente. En nueve años al frente de ULA, Tory Bruno no solo ha conseguido vender con éxito el Vulcan Centaur, sino también igualar los precios de SpaceX, lo que parecía imposible.

Bruno es muy activo en redes sociales, responde habitualmente a preguntas de sus seguidores y ha logrado capear durante años las ofensivas de Elon Musk, que ha sido muy crítico con ULA en Twitter. SpaceX presionó durante años al gobierno para competir en igualdad de condiciones con ULA, y los Falcon no empezaron a lanzar misiones de seguridad nacional hasta 2017.

Los últimos cohetes de Boeing y Lockheed

Desde entonces, las ganancias de ULA han caído. Lockheed Martin había presentado en 2015 un margen de beneficios del 12,6%. El año pasado, su margen bajó al 8,8%. Boeing no desglosa las cifras de su división espacial.

El Vulcan Centaur es más barato y eficiente que los cohetes tradicionales de ULA, y tiene cierta capacidad de reutilización (si la compañía logra recuperar con éxito los motores), así que las ganancias deberían ir en aumento. Pero el trabajo de Bruno no ha debido de ser suficiente para los inversores de Boeing y Lockheed porque ULA se encuentra ahora en venta. Blue Origin y Cerberus están entre los interesados en comprarla, según Reuters.

Los cambios de Tory Bruno fueron acertados, pero posiblemente llegaron demasiado tarde. SpaceX ya vale más que Boeing y Lockheed Martin (al menos en su última venta de participaciones como empresa privada). David se ha vuelto a imponer a Goliat.

Matías S. Zavia

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