viernes 18 de octubre de 2024 5:31 pm
Eddy Tolentino

El ausentismo escolar entre alumnos de secundaria que están aprendiendo inglés y aquellos que provienen de sectores empobrecidos ha alcanzado niveles alarmantes, de acuerdo con un nuevo informe de la contraloría estatal de Nueva York. Los datos revelan que el sistema escolar público no ha logrado recuperarse completamente de los efectos de la pandemia de COVID-19. Durante el año escolar 2022-23, se constató que uno de cada tres estudiantes dejó de asistir a clases por períodos prolongados, lo que ha generado serias preocupaciones sobre el futuro académico de estos jóvenes.

El Departamento de Educación de los Estados Unidos define el ausentismo crónico como la proporción de estudiantes que faltan al menos el 10% de los días del año escolar, lo que equivale a aproximadamente 18 días. En el estado de Nueva York, las suspensiones y las ausencias médicas prolongadas no se incluyen en este cálculo, lo que podría distorsionar aún más la realidad del problema.

El contralor de Nueva York, Thomas P. DiNapoli, señaló que “los estudiantes que faltan crónicamente al aula a menudo se quedan atrás”, lo que se refleja en los resultados de las pruebas de rendimiento. Es fundamental que los distritos escolares se involucren activamente con los estudiantes y sus familias para revertir esta tendencia preocupante.

Además, las disparidades raciales en el ausentismo son notorias: los estudiantes asiáticos y blancos tienen tasas de asistencia significativamente más altas en comparación con sus compañeros hispanos o negros. Durante el año escolar 2022-23, el 43% de los estudiantes hispanos y el 46.7% de los estudiantes negros tuvieron ausencias marcadas.

Los niños y adolescentes de vecindarios empobrecidos, aquellos que están aprendiendo inglés y los que tienen discapacidades son los que más faltan a clases. Los educadores han observado que, en muchos casos, los padres ni siquiera son conscientes de que sus hijos están ausentes. Un docente de Harlem, que prefirió no revelar su identidad, mencionó que la falta de seguimiento de los padres es un factor significativo en este problema. “Muchos padres trabajan tanto que suponen que sus hijos están en la escuela”, indicó.

Un maestro de El Bronx subrayó la importancia de una comunicación directa con los padres y representantes. “Hay casos de desalojo y violencia intrafamiliar que afectan la asistencia, pero también hay jóvenes que faltan y los padres están tan ocupados que ni se dan cuenta”, comentó. Ambos educadores coinciden en que un seguimiento más eficiente del ausentismo solo es posible en escuelas con menos estudiantes por aula.

Desde el inicio de la pandemia, las escuelas públicas de Nueva York se vieron forzadas a cambiar rápidamente al aprendizaje remoto. El informe de la contraloría revela que el ausentismo crónico aumentó al 24.1% en el año escolar 2020-21, un aumento alarmante respecto al 18.6% registrado en 2018-19. La transición de clases híbridas a presenciales ha sido un desafío, y muchos estudiantes poco motivados han optado por faltar a clases.

Aunque el estado de Nueva York inicialmente estableció una meta a largo plazo para reducir el ausentismo crónico a no más del 5%, esta se suspendió en respuesta al aumento de las tasas de ausentismo tras la pandemia. Se ha lanzado una iniciativa llamada “Cada Estudiante Presente”, destinada a crear conciencia sobre la importancia de la asistencia regular a las clases. Se estima que el 30% de los estudiantes de grados 1 a 8 pierden el 10% o más de los días de clase.

Los efectos de esta crisis son especialmente evidentes entre los estudiantes migrantes recién llegados, quienes a menudo enfrentan inestabilidad habitacional. La falta de un hogar estable contribuye al ausentismo, ya que muchos de estos estudiantes deben cambiar de refugio y, en consecuencia, de escuela con frecuencia. A pesar de estas dificultades, muchos padres migrantes demuestran un gran compromiso con la educación de sus hijos, esforzándose por asegurar que asistan a clase incluso en condiciones adversas.

Los números son preocupantes: durante el año escolar 2022-23, el 71.2% de los estudiantes de secundaria que están aprendiendo inglés, viven en áreas de alta pobreza o tienen discapacidades, presentaron ausentismo crónico. En distritos escolares menos vulnerables, el ausentismo se situó en el 13.4%, mientras que en distritos rurales más pobres, el 33% de los alumnos faltaron a la escuela más de 18 veces.

Las autoridades educativas han señalado que es esencial abordar este problema de manera integral, implementando programas que ayuden a los estudiantes a superar las barreras que impiden su asistencia regular. La solución a esta crisis de ausentismo debe considerar las diversas realidades que enfrentan los estudiantes y sus familias, y trabajar en conjunto para fomentar un ambiente escolar donde todos los jóvenes tengan la oportunidad de prosperar.

Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com

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