Un inmigrante italiano de 64 años, identificado como Nicola Tanzi, murió tras ser pisoteado repetidamente en la cabeza por David Mazariegos, un hombre de 25 años con un historial de problemas de salud mental y cinco casos penales abiertos. El ataque, capturado en vídeo por las cámaras de seguridad del metro de Brooklyn, ocurrió en la estación Jay Street-MetroTech, donde Mazariegos golpeó a Tanzi en el rostro dos veces antes de derribarlo al suelo y patearlo y pisotearlo más de una docena de veces, incluso cuando la víctima ya estaba inconsciente. Según los fiscales, Tanzi sufrió fracturas de cráneo, el hueso nasal aplastado y múltiples heridas faciales, y falleció horas después del ataque.

Mazariegos, quien tiene antecedentes por delitos como hurto menor, robo de identidad y agresión, confesó el crimen a las autoridades, alegando que «tomó el espíritu» de Tanzi porque no le gustaba la manera en que lo miraba. La fiscal adjunta Shena Aishnani describió el ataque como brutal y no provocado, destacando que el acusado continuó pisoteando a la víctima incluso cuando esta ya estaba completamente inerte. Mazariegos fue acusado de asesinato en primer grado y enviado a la cárcel de Rikers Island sin derecho a fianza, donde mostró una sonrisa desafiante ante los medios antes de su traslado.

Tanzi, un hombre de gran bondad según sus cercanos, era feligrés de la parroquia de Santo Domingo y un miembro activo de la comunidad italiana en Brooklyn. «Nicky siempre veía el vaso medio lleno y se preocupaba por los demás», recordó John Heyer, diácono de la Iglesia Católica Romana Sagrados Corazones y San Esteban, quien también mencionó que Tanzi habría perdonado a su agresor. El incidente, que ocurrió después de que Tanzi abriera la puerta de emergencia a Mazariegos, ha generado indignación en la ciudad, donde la violencia en el metro ha alcanzado niveles alarmantes en las últimas semanas.

Este caso se suma a una serie de incidentes violentos en el transporte público de Nueva York, incluyendo cuatro muertes en menos de una semana. Las autoridades y la comunidad exigen soluciones inmediatas para mejorar la seguridad en el metro, así como un enfoque más integral en el manejo de personas con problemas de salud mental que puedan representar un peligro para los demás.

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