viernes 22 de noviembre de 2024 7:14 pm
Eddy Tolentino

Las autoridades de Salud delinean varios programas para disminuir la tasa de mortalidad causada por enfermedades crónicas, el cáncer, las sobredosis por drogas y los homicidios. La meta es el año 2030.

La terrible pandemia de COVID-19 revirtió el progreso en lo que se denomina la esperanza de vida en la ciudad de Nueva York, es decir el tiempo que una persona puede esperar vivir desde el momento de su nacimiento. Pero la verdad, esa terrible crisis de salud pública no se trató del único factor.

En lo que representa la caída más drástica en un siglo, los residentes de la Gran Manzana pasaron a vivir de 82,6 años en promedio en 2019 a 78 años en 2020.

Pero esta “fotografía” numérica que capta las disminuciones en el tiempo en que los neoyorquinos viven, no fue igual para todos. Las bajas más importantes se produjeron entre los negros y latinos.

Entre 2019 y 2020, si bien la esperanza de vida en general en todos los grupos demográficos cayó a 78 años, entre los neoyorquinos de color se desplomó a 76 años. En contraste con los 81,8 cumpleaños, en promedio, que celebraron los blancos.

Ahora, en la encrucijada de varios desafíos que vive la Gran Manzana, esta semana las autoridades de Salud anunciaron una campaña que apunta a extender la tasa de esperanza de vida de los neoyorquinos a 83 años para 2030, con avances en todos los grupos raciales y étnicos.

El plan Saludable NYC (HealthyNYC) establece una “receta” con muchos ingredientes, para abordar las principales causas de muerte prematura, incluidas las enfermedades crónicas y relacionadas con la dieta, los cánceres detectables, las sobredosis, el suicidio, la mortalidad materna, la violencia y el COVID-19.

En este sentido, el Dr. Ashwin Vasan, comisionado del Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York (DOHMH) compartió una serie de coordenadas ante la ambición que los residentes de la Gran Manzana tengan “vidas más largas y saludables”.

“Quizás no exista un valor más importante que la salud en nuestra sociedad y democracia. El camino que recorremos aquí en la ciudad, proporcionará pautas para nuestra nación y su gente, quienes deben esperar vivir mucho más tiempo y vivir bien, por ellos y para las generaciones venideras”, proyectó el principal médico de la Ciudad.

COVID-19 influyó, pero no es todo

Si bien la reciente pandemia que castigó con fuerza a los cinco condados, tiene un peso en esta tendencia, otras causas contribuyeron a esta baja en la expectativa vital.

Por ejemplo, las muertes por sobredosis aumentaron en 2020 y 2021. Otros factores que contribuyeron a la disminución de la esperanza de vida fueron la violencia armada y las enfermedades crónicas como la diabetes.

Para abordar esta tendencia, ‘HealthyNYC’ describe como objetivos reducir las enfermedades cardiovasculares y la diabetes en un 5% en siete años. También se tiene la mira atacar los cánceres que son detectables, incluidos los de pulmón, senos, colon, cuello uterino y próstata. En este caso, el plan trazado es disminuir estos casos en 20%, para 2030.

En este programa también se especifica como reto reducir las muertes por sobredosis por el uso de sustancias en un 25%, los suicidios en un 10%, los asesinatos en un 30% y los decesos asociados con el embarazo, entre mujeres negras, en un 10%.

La fatalidad por complicaciones con la COVID-19, también están en esta cuenta. La ambición es mayor: Reducir las pérdidas humanas por esta razón en un 60%.

¿Cómo se logrará?

Con base a los detalles de esta estrategia, uno de los principales retos será aumentar el acceso a alimentos saludables y promover dietas basadas en plantas, para reducir las muertes por enfermedades crónicas y relacionadas con la dieta.

En un momento en que la esperanza de vida promedio en la ciudad disminuyó un 5.5% durante la pandemia, una de las vías es poner fin a ciertos patrones que empujan la mortalidad. En este caso, se subraya que la educación sobre un estilo de vida basado en plantas, podría extender la esperanza de vida hasta en 13 años.

Asimismo, ‘HealthyNYC’ expone que es “vital” aumentar el acceso a servicios de apoyo social y atención de salud mental, “incluida la intervención temprana para comunidades de color y jóvenes LGBTQIA+, abordar el impacto de las redes sociales en los jóvenes para reducir las muertes por suicidio”.

También se contempla aumentar el acceso a naloxona y los centros de tratamiento y recuperación para derribar la ascendente cantidad de muertes por sobredosis por el uso de sustancias, especialmente cuando la irrupción de los opioides sigue estando en el mapa mortal de la Gran Manzana.

Como línea gruesa de este plan de acción, se subraya aumentar el acceso de las nuevas familias a atención médica de calidad para reducir la mortalidad asociada al embarazo entre las mujeres de color.

Los principales pasos descritos en ‘HealthyNYC’ se sustentan en algunas políticas ya iniciadas por la administración del alcalde Eric Adams, como los programas “Cuidado, Comunidad, Acción” (Para mejorar la salud mental de las familias y los niños mientras se aborda la crisis de sobredosis), así como el “Plan para poner fin a la violencia armada” que arrancó en 2022.

Ante este anuncio, el Dr. James McDonald, comisionado del Departamento de Salud del Estado de Nueva York interpreta que se están reforzando muchos de los objetivos del estado, al abordar las desigualdades sistémicas y crear experiencias de parto más seguras para todos los neoyorquinos.

“Observamos una variedad de iniciativas de prevención, tratamiento, reducción de daños y recuperación para ayudar a los neoyorquinos afectados por la crisis de opioides y garantizar el acceso equitativo a las poblaciones desatendidas”, acotó.

Vivir en NYC

En el horizonte de los años por venir, en una urbe tan diversa, hay muchas posiciones sobre el futuro. Por ejemplo, Rosa Cruz, con 80 años y cinco meses de edad, llegó desde Puerto Rico a la ciudad de Nueva York en 1962. La isleña considera que el acceso a la medicina y muchos servicios han mejorado para “todo el mundo”.

“Yo estoy bien de mi mente. Y fíjate que todavía me muevo sola con mi bastón por todos lados. Y soy voluntaria para ayudar a otros. Mis médicos son maravillosos. Tenemos aquí una atención de salud que difícilmente puedas encontrar en otro sitio”, cuenta Cruz.

Por su parte, la dominicana Arelys Soto, de 78 años, asegura que lo que atenta contra la calidad de vida de los neoyorquinos, más que las enfermedades, es lo que ella define como “los peligros de la calle”: “Fíjate tenemos mejores medicinas, más acceso a la ciencia. Pero esta ciudad se convirtió en un caos. Ahora el peligro no son las balas, como en los ochenta. Ahora el mayor peligro para nosotros los viejitos, son las motos sin control por todos lados. Causan accidentes, le quitan la vía a los peatones y nadie hace nada”.

Datos de vida y muerte:

7,300 muertes se podrían evitar en los próximos años si se logran los objetivos de HealthyNYC

30,000 neoyorquinos fallecieron a causa de afecciones vinculadas con la mala alimentación, un tercio de los cuales se debió a cáncer.
59% han aumentado los homicidios desde 2019 entre los residentes de la Gran Manzana de15 a 24 años. Las armas de fuego representan el 70% de estas fatalidades.

Por Fernando Martínez

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