lunes 9 de diciembre de 2024 12:24 pm
Eddy Tolentino

Nueva York quiere implementar la primera tarifa por congestión vehicular de Estados Unidos, pero la medida se enfrenta a una feroz oposición, incluso por parte de los conductores de los famosos taxis amarillos de la ciudad.

El plan, similar a las tarifas que se aplican desde hace tiempo en Londres y Singapur, pretende mejorar la calidad del aire en la «Gran Manzana» descongestionando las atascadas calles de Manhattan.

También busca recaudar ingresos esenciales para modernizar un deteriorado sistema de metro que utilizan a diario unos cuatro millones de neoyorquinos.

La medida, prevista para entrar en vigor el año próximo, ha sido impugnada ante los tribunales, lo que pone de manifiesto la dificultad de imponer tasas a los conductores en un país donde el automóvil es rey del transporte.

Las autoridades insisten en que el cobro de la tasa ayudará al medioambiente al reducir la contaminación y hará más eficiente la circulación en la agitada ciudad, agilizando los tiempos de viaje.

«Las tarifas por atascos son una oportunidad generacional», afirmó John McCarthy, portavoz de la Autoridad de Transporte Metropolitano de Nueva York (MTA).

El plan pretende cobrar a los conductores por circular más abajo de la calle 60 en la isla de Manhattan, una zona que abarca los distritos de negocios de Midtown y Wall Street.

La MTA aún no ha fijado las tasas, pero estudia cobrar 23 dólares por transitar en hora pico y 17 dólares en horas de circulación menor.

Y eso molesta a muchos. Al taxista Wein Chin le preocupa que la tarifa, que los conductores trasladarían a los clientes, derive en menos viajes.

El conductor gana entre 300 y 400 dólares a la semana y ya tiene problemas para pagar un préstamo de 170.000 dólares que debe por su licencia de taxista.

«No sé si podría sobrevivir, pagando la hipoteca y manteniendo a una familia», dijo a la AFP este hombre de 55 años, quien emigró a Estados Unidos desde Myanmar en 1987.

La Alianza de Trabajadores del Taxi de Nueva York, sindicato que representa a 21.000 taxistas, calcula que este cobro podría suponer para los conductores una pérdida de ingresos de 8.000 dólares al año.

Sus afiliados han salido a la calle en las últimas semanas para exigir que se les exima del cobro de la tasa.

El presidente del sindicato, Bhairavi Desai, dijo que la tasa podría suponer una sentencia de muerte para algunos conductores ya golpeados en los últimos años por la labor de una oleada de choferes de Uber y la pandemia de covid-19.

«No hay muchas cenizas de las que el ave fénix pueda resurgir», advirtió a la AFP.

– Emisiones –

Las autoridades han propuesto descuentos para contemplar a los neoyorquinos de bajos ingresos. 

Unos 700.000 vehículos entran cada día en la zona de cobro propuesta, en la que los autos circulan a un promedio de 11 kilómetros por hora debido a los atascos, según las autoridades.

La iniciativa de la MTA pretende reducir el tráfico diario en 10% y, por tanto, las emisiones de dióxido de carbono.

Las autoridades citan estudios que indican que en el centro de Londres las emisiones de CO2 disminuyeron 20% tras la introducción de una tasa similar en 2003.

«Sabemos que la contaminación vehicular es una de las principales causas de la crisis climática que perjudica tanto a nuestro planeta como a nuestra salud», declaró Tim Donaghy, de la organización ambientalista Greenpeace.

«Dejar de usar el automóvil y utilizar más el transporte público es un paso en la dirección correcta, y puede crear ciudades más sanas y centradas en las personas», dijo.

Este proyecto lleva años gestándose en Nueva York. El magnate Michael Bloomberg propuso un peaje en 2007, cuando era alcalde por el Partido Demócrata (2002-2017), pero no fue hasta 2019 cuando legisladores locales llegaron finalmente a un acuerdo.

El gobierno federal estadounidense dio luz verde a la propuesta en junio de este año y las diferentes autoridades locales se comprometieron a introducir la tasa en la primavera boreal de 2024.

Pero el vecino estado de Nueva Jersey respondió demandando al gobierno, alegando que el plan supondría una carga financiera injusta para aquellos que tienen que conducir hasta Manhattan para trabajar.

Ese estado también se opone a que sus residentes deban pagar por la mejora de la red de metro de Nueva York.

La MTA calcula que las nuevas tarifas generarían 1.000 millones de dólares anuales para mejoras del sistema de transporte.

La gobernadora del estado de Nueva York, Kathy Hochul, consideró que la demanda de Nueva Jersey no impedirá que se impulse el gravamen.

«Es una victoria completa para el transporte público, el tráfico y el medioambiente», declaró a la AFP Danny Pearlstein, portavoz del grupo de defensa del transporte público Riders Alliance.

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