sábado 21 de diciembre de 2024 1:22 pm
Eddy Tolentino

Nueva York recordó este lunes a las 2,753 víctimas mortales. Se sigue haciendo seguimiento a las enfermedades de sobrevivientes que estaban en el perímetro del atentado.

Mientras Nueva York, el país y el mundo recordaban este lunes los 22 años del ataque terrorista más cruento de la historia de la Gran Manzana, las autoridades estatales firmaron cinco leyes para brindar más apoyo a las víctimas del 11 de septiembre, a los sobrevivientes y a sus seres queridos. 

Estas legislaciones ayudarán a eliminar barreras y retrasos en el Fondo de Compensación a Víctimas y en los reclamos de compensación para trabajadores. 

La nueva norma estatal garantiza que los empleadores informen a las personas que estuvieron en las zonas de exposición del Bajo Manhattan y el norte de Brooklyn, entre septiembre de 2001 y finales de mayo de 2002, sobre sus derechos a registrarse para el Fondo de Compensación a Víctimas del 9 /11 y el Programa de Salud del World Trade Center (WTC), que brindan tratamiento a personas elegibles con enfermedades relacionadas con este ataque.

La legislación requiere que las empresas e instituciones, a las que regresaron personas después del ataque, les notifiquen su posible elegibilidad para este fondo. La agencia de Desarrollo Económico del Estado y el Departamento de Trabajo coordinarán un plan para notificar adecuadamente los beneficios disponibles.

Además, se anunció que se designarán los nombres de dos puentes y una carretera para honrar a personas altamente reconocidas que contribuyeron en labores de rescate y reconstrucción.

Una ley nombra al “Puente Oficial de Policía de la Autoridad Portuaria Pavlos D. Pallas”, ubicado en East Elmhurst en Queens. También una parte del sistema de carreteras estatales ubicado en la ciudad de East Fishkill se llamará “Puente Sargento James G. Sweeney”. Y una parte de la ruta estatal 11,  entre las ciudades de Islip y Smithtown se llamará Steven J. Tursellino”. Todo en honor a oficiales que dieron su vida por rescatar a las víctimas.

La gobernadora Kathy Hochul firmó estas nuevas legislaciones, mientras se honraba a las miles de víctimas del 11 de septiembre de 2001, en una ceremonia en donde además de servicios religiosos, se mencionaron los nombres, uno de uno, de las 2,753 víctimas identificadas hasta ahora. 

Además, la mandataria estatal estuvo acompañada por la vicepresidenta Kamala Harris, la fiscal general del Estado de Nueva York, Letitia James, el alcalde Eric Adams y otros representantes electos federales, estatales y locales durante una visita al Museo Memorial del 9/11 en el Bajo Manhattan.

“Nueva York sigue 22 años después comprometida a honrar el legado de las vidas perdidas y a proporcionar recursos a las víctimas y sus seres queridos”, sostuvo Hochul.

Con base a un reporte del Programa de Salud WTC el colapso en las torres gemelas liberó una mezcla compleja de polvo, humo y gases irritantes. En general, se han identificado por lo menos 100 enfermedades físicas y mentales asociadas con el contacto con estos materiales.

En el epicentro de lo que hace ya más de dos décadas fue un `pandemónium’ de muerte y dolor, este lunes centenares de miles de familiares y amigos de las víctimas se congregaron en lo que desde hace varios años ha sido convertido en un espacio conmemorativo, que tiene grabado el nombre de cada una de las víctimas.

Allí, concurrió una vez más, el veterano del U.S Army, Germano Riviera, quien en nombre de miles rescatistas voluntarios, desplegó una inmensa bandera para que la Ciudad no olvide el  “ejército” de personas que pusieron su hombro, sin formar parte de algún cuerpo de rescate.

Germano justamente, había empezado a trabajar en el área, el día antes del ataque terrorista.

Y relata que apenas observó el desastre, se apuntó en una unidad de rescate de voluntarios instalada por una organización judía en la calle Liberty.

Pero el rescatista voluntario y veterano, quien indica sobrevivió a 26 cirugías en su cuerpo, tiene seis discos herniados y ocho operaciones en una pierna, lamenta que ha tratado de conseguir una medicina para tratar una dolencia en su oído izquierdo. y el seguro del cual es beneficiario, no la cubre. El fármaco cuesta $106.

“Estoy hoy aquí para visibilizar el trabajo de cientos de voluntarios, que también deben ser reconocidos. Así como los bomberos y la policía dejaron el alma y el corazón, también lo hicieron cientos de veteranos y civiles. Y merecen ser reconocidos”, agregó.

El veterano de la Armada reclama que 22 años después de este ataque, planificado por mentes siniestras, la seguridad nacional debe ser revisada, dirigiendo la mirada a un punto específico: La frontera sur con México.

“Es incomprensible que criminales que fueron deportados, estén aquí de nuevo. Cientos de personas sin ningún tipo de registro, pasan y pasan. Y eso es peligroso. Además, le ponen alfombra roja en algunas ciudades. No soy antiinmigrante. Hay miles de personas valiosas de todo el mundo que merecen estar aquí”, subrayó Germano.

“Por mis hijas de 22 años”

Centenares de familias hispanas acudieron a esta ceremonia, por muchas razones.

Cuando la puertorriqueña Wanda Ortíz tuvo sus gemelas, seis meses después tuvo que enfrentar una terrible prueba del destino: Su esposo se encontraba en el piso 92, de la Torre Sur, cuando a las 9:03 de la mañana la aeronave del vuelo 175 de United Airlines se estrelló contra esa edificación. Diecisiete minutos después, a las 9:37 a.m, lo hizo el vuelo 11, de American Airlines en la Torre Norte.

Este lunes, Wanda, acompañada por su madre y sus dos hijas, asistió a la ceremonia del Memorial 9/11, con quienes han crecido honrando el nombre de un padre que no pudieron conocer, sino por fotos y recuerdos familiares.

“No hemos dejado de asistir. Mis gemelas que tienen el mismo tiempo de esta tragedia, 22 años, han crecido con este recuerdo de su papá. Vengo todos los años para que ellas aprenden de lo que sucedió”, agregó la residente de Queens.

“En memoria de un amigo”

A la conmemoración de este año, también asistió la colombiana Domenica López. En su caso se acercó a honrar con flores y escuchar en la ceremonia, el nombre de su vecino en Woodside, quien está en el extenso listado de los fallecidos.

“Son más de treinta años de amistad con esta familia de italianos. Los dolientes directos están muy pero muy enfermos. No pudieron venir. Ellos desde el primer día quedaron mal con esta tragedia. Y entonces ellos me designaron a mí para que viniera en su representación. Lo hago con mucho amor y dedicación”, compartió la inmigrante quien también trabajaba en Manhattan, cuando se registró el ataque, del cual fue testigo a la distancia.

“Nos quitaron parte de NY”

Por su parte, Blanca Morales pisó nuevamente el monumento en donde asegura descansa el alma de su hermana Rosa María Feliciano, quien tenía 31 años cuando sufrió el infortunio de estar trabajando en una oficina de Marshal McKlein en una de las torres, cuando se perpetró el atentado.

Los restos de Rosa María, fueron identificados cuatro meses después del impacto de los dos aviones en las edificaciones, que eran el símbolo del poder financiero de la ciudad de Nueva York. Y que hoy es un emblema del dolor para centenares de familias.

“Somos diez hermanos. Ella era la menor. Yo siempre me he llenado de valor para venir, porque no es fácil. Otros de mis hermanos, todavía están conmovidos porque la amaban demasiado, no han tenido esa fuerza. Sus hijas que ya son mayores, también nos acompañan. Esta tragedia nos quitó parte de Nueva York. Seguimos hoy todavía luchando, para seguir adelante”, comentó la boricua con el rostro estampado de su hermana fallecida en su camiseta.

Por  Fernando Martínez

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