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La Santa Sede informó este martes que el papa Francisco, de 88 años, enfrenta un cuadro clínico complejo debido a una neumonía bilateral. Los exámenes de laboratorio y las radiografías de tórax muestran una situación delicada, lo que ha llevado a los médicos a prescribirle reposo absoluto.
La neumonía bilateral, que afecta ambos pulmones, es una afección grave que se localiza en los alveolos, cruciales para la función respiratoria. Carmen Monasterio, neumóloga del Hospital Universitario de Bellvitge en Barcelona, señala que es difícil determinar el diagnóstico exacto y el tratamiento adecuado solo con el parte médico disponible. La neumonía podría ser infecciosa, causada por un virus o bacterias, o inflamatoria, como respuesta a una infección.
El papa también padece una infección polimicrobiana en un contexto de bronquiectasias y bronquitis asmática, lo que complica aún más el tratamiento. La presidenta de la Sociedad Catalana de Neumología y miembro de SEPAR, explica que esta infección es común en personas con patologías respiratorias de base, como asma o bronquitis.
Las bronquiectasias son dilataciones de los bronquios que acumulan mucosidad y gérmenes, convirtiéndose en un foco de infecciones recurrentes. La neumóloga advierte que, aunque la neumonía podría ser causada por microbios conocidos, también podrían surgir complicaciones más graves.
A pesar de la complejidad del cuadro, fuentes vaticanas aseguran que el corazón del papa está soportando bien los tratamientos y que respira de manera autónoma. Francisco ha pasado una noche tranquila y ha desayunado en su sexto día de hospitalización en la Fundación Policlínico A. Gemelli de Roma.